Ayer escuché en el telediario de mediodía que, según una encuesta de ésas que no sé a quién hacen, sólo el 16% de los hogares españoles tienen un belén. ¿Sólo? Pero si montar el belén es divertídisimo. Una vez que te has peleado con las pelusas gigantes del trastero y le has quitado a la caja toda la mierda que ha ido acumulando a lo largo del año, el resto está tirado.
Hay belenes para todos los gustos: de escayola, de plástico, de cerámica, de madera, handmade, de galletas... El de mi casa no entra en ninguna de estas categorías, porque es un belén posmoderno. ¿Y eso cómo se hace? Pues poniendo todo lo que se te ocurra. Eso sí, hay que seguir un criterio; por ejemplo, en mi casa ponemos todo lo que haya salido de un roscón o no sepamos cómo pero ha terminado en la caja del belén. Éste es el resultado: