Ya me da hasta vergüenza llevar más de una semana sin actualizar. La excusa de "no he tenido tiempo" no vale, porque tardo como unos 10 minutos en escribir un post razonable. Voy a ser original y me voy a buscar una excusa sincera: he estado haciendo tantas cosas (maquetar mucho, por ejemplo) que me daba pereza escribir y he usado los ratos libres para leer, ver series o, simplemente, chatear.
Mientras tanto, sigo con mi curso para parados. No está mal pero podría estar mejor si no fuera por una cosa: los compañeros. El ambiente general de los otros cursos en los que estuve era muy bueno pero aquí... bueno, digamos que es diferente. La media de edad es mucho más alta, no sé hasta que punto podrá influir. En general, se podría decir que la inutilidad, la prepotencia y la falta de educación son directamente proporcionales.
Por ejemplo, tenemos al personaje aquel que se manifestó abiertamente en contra de la educación pública (pero bien que se apunta a cursos gratuitos). Está bastante perdido con Photoshop (y sospecho que si le diéramos el Paint pasaría lo mismo), no se entera de nada, opina de todo porque él lo vale y entorpece bastante el ritmo general de la clase. También le tenemos que esperar para cerrar la clase antes de irnos al descanso, porque se queda escribiendo mails a cinco dedos (cuatro de la mano izquierda y el índice de la derecha). Por lo que me ha contado mi compi (la que venía conmigo del curso anterior y con la que salgo a los descansos), tiene además la desvergüenza de criticar al profe, que invierte en él más tiempo y paciencia de las que se merece. Consejos para este tipo: aprende a escribir a dos manos, muérdete la lengua de vez en cuando y a ver si se te bajan un poquito los humos.
Sigamos pues: el compi de detrás. Dice que trabajó en un medio muy grande en el que yo también he trabajado pero sé que es mentira. En realidad, trabajaba en un departamento afín a ese medio pero se conoce que le mola tirarse el rollo. No le voy a decir nada, no quiero quitarle la ilusión de que piense que le creemos. Ya sólo por haber trabajado ahí, va con el ego muy subidito. Le puedo sacar mi currículum y se echaría a llorar pero prefiero dejarlo viviendo en su autoengaño. Tiene pinta de ser de la variedad de periodista que yo llamo "redactor tocapelotas", por un comentario que hizo durante su presentación: "yo sé maquetar porque me he sentado a veces al lado de los maquetadores". ¡Toma ya! Por esa regla de tres, todos los viejos que miran obras son expertos en arquitectura. Seguro que es de esos que van a la mesa del maquetador y le sueltan: "yo no soy maquetador pero ¿por qué no pones esto así y luego esto aquí y le cambias el tamaño a esto y el color a esto otro?" y se indignan cuando el maquetador les contesta "porque no se puede". Este señor, entre otras cosas, es daltónico, lo cual es una cualidad nada desdeñable en un curso de diseño gráfico. Junto con su compañera de al lado, se dedican a cuestionar todo (absoluntamente TODO) desde su particular punto de vista: por encima del bien y del mal.
La compañera de al lado del daltónico está haciendo paralelamente un curso online, donde le enseñan las nociones básicas de Photoshop (barra de herramientas y poco más). Ya con eso, la tía va de sobrada y mira a los demás por encima del hombro. Parece que controla pero, cuando nos ponemos a hacer ejercicios, está más perdida que un hijoputa el día del padre. Como es guay, nos critica en sus conversaciones con su compañero daltónico. Por ejemplo, ayer, cuando después de haber hecho cuatro veces el mismo ejercicio (y que ella no hubiera terminado) mi compañera y yo nos metimos en nuestras redes sociales y cuentas de correo electrónico. La frase básica de la conversación que tuvo lugar a nuestras espaldas fue "Es que la gente se pasa el día en Facebook", a lo que a una le entran ganas darse la vuelta de contestar "Pues no, también me meto en el correo electrónico y en el reader. Y, si no tuviera que esperar media hora a que tú termines un ejercicio que se hace en cinco minutos, no tendría que buscar formas de entretenerme en la red". Pero yo soy educada, no como algunos de estos personajes.
El siguiente sujeto del que voy a hablar se autoproclamó torpe el primer día, durante el descanso para el segundo desayuno. Admitió que no tiene ni puta idea de imagen ni de diseño y que superó la prueba de selección buscando las respuestas en Google. Empezamos bien. Tampoco tiene ni puta idea, canta mientras hace los ejercicios, el profesor también gasta una cantidad ingente de paciencia y tiempo con él y, además, es de los que le critican, incluso durante la clase, justo después de resolverle una duda más bien chorra (¡coño, córtate un poco!).
Soy consciente que mi compi y yo les caemos mal. Sé que parte de los sentimientos que les despertamos vienen por nuestra corta edad pero también porque nos sentamos en primera fila, porque hacemos los ejercicios a toda hostia (y hasta nos salen bien), porque hacemos lo que nos da la gana cuando el profe no está explicando (o cuando está explicando algo que ya sabíamos hacer), porque conocemos a las coordinadoras de los cursos y porque también conocíamos de antemano al profe, con el que nos bajamos a tomar café en el descanso. Que me pongan a parir me da igual, que piensen lo que quieran, pero alguien les debería decir que a los profesores se los respeta, sobre todo cuanto están gastando en ti un tiempo y una paciencia que no mereces y le correspondes con cualquier cosa menos con resultados. Por si esto fuera poco, se dejan los móviles encendidos y ponen vídeos con sonido sin cascos. Seguro que luego serán de los que se indignan cuando oyen que los chavales de los institutos no respetan a los docentes.
Photoshop está siendo muuuy divertido, tendríais que haber visto el pifostio que se ha montado hace un rato para escribir un color en hexadecimal. Cuando pasemos a Illustrator o InDesign, va a ser la juerga padre.