Señora de administración - La semana que viene tenéis que hacer un reconocimiento médico
Maquetador (sin ningún entusiasmo y con mucho desdén) - ¿Para qué?
Laura - ¿Hay que hacerse análisis de sangre?
Señora de administración - No
Jefa - ¿Qué día?
SA - La semana que viene. ¿Os viene mejor el viernes o cualquier otro día?
L - ¿Pero seguro que no hay que hacerse análisis de sangre?
SA - No
J - Hombre pues yo creo que el viernes
L - ¿Entonces no hay que hacerse análisis de sangre?
SA- No, no hay que hacerse análisis de sangre
Como ya habrá deducido el avispado lector, servidora tiene un problema con los análisis de sangre. Voy a ahorraros el sufrimiento de tener que aguantar una historia de traumas infantiles y las consecuencias que eso ha tenido a lo largo de mi vida adulta. Por ejemplo, que siendo ya universitaria me echara a llorar en los pasillos del Severo Ochoa porque una vieja me amenazó con que si no me hacía el análisis de sangre me iba a morir. Muy muy mal debió verme para llegar a la conclusión de que tenía una enfermedad gravísima que sólo detectarían haciéndome el consabido análisis.
El jueves apareció encima de cada teclado una notita diciendo dónde era el análisis y que debíamos estar allí a partir de las 10 de la mañana. A partir de las 10 para mí significa "ve cuando te dé la gana" y, como tenía que cruzar prácticamente entera la Comunidad de Madrid en transporte público, decidí que las 11 sería una buena hora. Tras estos razonamientos, aparecí por la puerta de la consulta a las 11.30, después de haberme perdido nada más salir del metro (me di cuenta de que iba en dirección contraria cuando vislumbré a lo lejos el Corte Inglés de Sanchinarro, cuando se suponía que lo que tenía que ver era el edificio de Vodafone) y después de tener que recurrir a la ayuda de un amable funcionario del servicio de Correos, porque no quedaba demasiado claro por dónde tenía que acceder al edificio.
Supe que era el lugar correcto cuando vi a mi jefa en el pasillo hablando por el móvil.
Laura - ¿Desde qué hora llevas aquí?
Jefa - Diez y cuarto o diez y media. Nos han hecho análisis de sangre.
L - ¡¿¡Hay que hacerse análisis de sangre!?!
J - De sangre y de orina
L - ¿Análisis de sangre? Pero si Xxxxxxx dijo que no había que hacer análisis de sangre
Dentro, me encuentro al maquetador y al fotógrafo, los dos remangados y con esparadrapo en el brazo. Al pobre fotógrafo no le habían encontrado la vena a la primera, así que le habían agujereado los dos brazos.
Maquetador - Hola Lauri. Tienen que hacerte un análisis de sangre (el fotógrafo asiente)
Laura (escandalizada) - ¡Pero eso tendrían que haberlo avisado!
Enfermera maja - Hola. Ven, pasa por aquí, que te voy haciendo pruebas
L (a lo mío) - Pero no puede ser. Los análisis de sangre se avisan, que yo tengo que venir mentalizada.
Entro en una sala pequeñita, me sube a la báscula con metro y se va. Pues vale. Como no viene, me bajo de la báscula. Justo cuando me bajo, aparece. Me pesa, me mide, me sienta en una mesa, me da una bolsita con un vaso de plástico y un tubito de ídem, me interroga y me toma la tensión y el pulso.
Enfermera maja - Uy, parece que estás un poco acelerada
No contesto pero pienso "nosajodido, venía yo tan tranquila a perder la mañana al culo de Madrid y me acabo de enterar de que me tienen que perforar el brazo para sacarme sangre".
EM - Bueno, pues ahora te voy a sacar sangre
Al oir la expresión "sacar sangre", me convierto automáticamente en un muñeco de cuerda de esos que vibran. Con las mismas, extiendo un brazo sobre la mesa como dando a entender "cuanto antes empecemos, antes me largo" me tapo la cara con la mano libre y miro al otro lado. La enfermera me ata el brazo con una goma azul que hace mucho mucho (pero que mucho) daño. Más de lo normal. La enfermera me toca el brazo con el dedo enguantado y pego un respingo.
EM - Tranquila, que aún no te he hecho nada
L (con voz de acojone) - Yaaa...
EM - Pero si llevas piercings (sí, claro, lo mismo perforar un cartílago que tener una aguja insertada en el brazo)
Unos segundos de búsqueda (infructuosa) de la paz interior más tarde, noto como algo frío se mete en mi brazo.
L - Iiiiiiii (intento de transcribir un grito agudo)
EM - Pero si no duele... venga, aguanta que lo estás haciendo muy bien... hale, ya está. ¿A qué no ha sido para tanto?
Luego tocó hacer pis en el bote pero... ah amigos, a las mujeres no se nos puede hacer un análisis de orina cualquier día al azar, porque se pueden dar circunstancias que alteren la muestra.
Fotógrafo - Pues tú al menos has tenido que esperar poco
L - ¿?
J - Sí, es que cuando nosotros nos hemos hecho el análisis estaba ocupada y hemos tenido que esperar... y esconder los tubos.
L - Ya, es que es un poco... raro
J - ¿A qué te hace sentirte sospechosa de algo?
L - ¡Sí! Es como si hubiera hecho algo malo y tuviera que probar mi inocencia con el análisis
Después fue el turno de la prueba auditiva (estoy estupenda) y de la prueba de vista. Me dieron la opción de hacerla sin gafas o con ellas. Ya que había ido a perder el tiempo, decidí hacerla sin gafas.
EM - ¿Qué ves?
L - Nada
EM - ¿Nada?
L - Bueno, sí, un rectángulo blanco
EM - ¿No ves las letras?
L - No
EM - ¿Y ahora?
L - Tampoco
EM - ¿Y ahora?
L - Ahora se intuye algo en el rectángulo blanco
EM - ¿Puedes leerlas?
L - Nop
Yo creo no necesito que nadie me diga que soy miope, pero si la empresa tiene interés en tenerlo por escrito, ahí está. Creo que en la revisión ocular saqué un cero, que quedará para siempre guardado en los archivos de la empresa.
Después, fuimos pasando uno por uno a hablar con un médico. Este señor tenía dos cualidades reseñables: adivinar la personalidad de la gente tocándoles la tripa y escribir utilizando el "método aguilucho". Por partes: cuando nos estaba haciendo la revisión (en la tripa, claro está), llegó a la conclusión de que mi jefa tiene "temperamento", el fotógrafo es nervioso y yo soy una persona cabal. Es extraordinario lo que puede lograr la medicina ¿verdad?
Y ahora voy a explicar el "método aguilucho" para escribir a máquina o a ordenador para quien no sepa de qué va la historia. Lo mejor es explicarlo de forma práctica: 1.- Levanta una mano por encima del teclado y pon el dedo índice como cuando señalas algo. 2.- Imagina que tu dedo índice es un aguilucho y las teclas son inocentes conejitos que corretean por el monte. 3.- Sobrevuela el teclado con el dedo-aguilucho por encima de las teclas-conejitos como si fueras a elegir una presa. 4.- Cuando el dedo-aguilucho elige presa, se abalanza sobre ella. 5.-Repetir los pasos 3 y 4 la cantidad de veces que sea necesario.
Médico - Bueno, ¿has tenido o tienes alguna enfermedad?
L - Bueno, tengo alergia.
M - ¿Tomas alguna medicación?
L - Sí, antihistamínicos
Ahora, imaginaos al médico tecleando mediante "método aguilucho" la palabra "antihistamínicos", con sus dieciséis letras. Después vendrán "escoliosis", "helicobacter pilori", "gastritis" y "astigmatismo". Media hora después, salgo de allí y me dirijo al bar de abajo, donde me esperan mi jefa, su consorte y el fotógrafo.
Fotógrafo - Jolín, no veas si has tardado ¿no?
L - Ya. Es que, a la velocidad que tecleaba el médico (mi jefa repite el "método aguilucho" sobre la mesa de la terraza). Cuando le he dicho que tomaba antihistamínicos para la alergia casi me da algo.
J - Joooder. Menos mal que a mí lo más largo que me ha tenido que teclear ha sido "bruxismo"
L - Pues a mí "helicobacter pilori"
J - Claro, normal que hayas tardado tanto
F - Pues si me pasa algo ahora mismo, no llaméis a ese médico, que hasta que quiera bajar lo mismo me he muerto
Y así fue la revisión médica. Bueno, más o menos, porque si entro en detalles me sale un post infinito. Ahora sólo tengo que esperar los resultados y un bonito moratón azul turquesa en el brazo derecho.
Al menos no soy la única que tiene que planear sus análisis de sangre con una semana, ir acompañada y cogerme el día libre por si me da algo. Cuando mi madre me recuerde lo 'blandita' que soy para esas cosas, le hablaré de ti.
ResponderEliminarJa ja ja, pues a mi no me la pillan ni a tiros. Me hice donante de sangre y la primera vez que fui, despues de dos intentonas, las pobres de la Cruz Roja me dijeron que volviera otro dia del palo que les estaba dando.
ResponderEliminarEn el trabajo, una vez me pincharon dos veces en un brazo y otra en el otro, para al final sacarme la sangre pinchandome en la mano, que ahi si que duele de cojones y ademas me acorde de ella varias veces en los dias siguientes cada vez que tenia que meterme la mano en el bolsillo.
Y tu que dices de agujas... recuerdo en la mili, que era como una cadena de montaje. Uno te daba el alcohol, otro Te ponia una aguja en cada brazo, caminabas y unos metros y habia otro que metia el liquido y finalmente otro con el alcohol y el algodon. Impresionante...
@Patri: tanto como una semana, cogerme el día libre y que me acompañe alguien no pero sñi que me avisen y no encontrarme con un análisis a traición.
ResponderEliminar@llama_82: lo de la mili me ha recordado a las campañas de vacunación de ganado.
je je. Anda que para ser ciclista con los analisis sorpresa a las 6:00 AM.
ResponderEliminarEn el trabajo hay uno que tambien lo pasa fatal y tienen que ir dos o tres a sujetarle. El mote del chico es Chewaka (es muy parecido al personaje de Star Wars). No se si lo pasa peor él o los jefes por el numerito que les toca montar...
Por lo menos no son exámenes médicos obligatorios pre-contrato, como en TVE. Allí, si ven que estás malo, pasan de contratarte. Lo mejor es que tienes que hacerte análisis y demás historias CADA VEZ que te contratan. ¿Cuándo respetarán a los que vemos a los médicos como enviados del Maligno? Qué falta de consideración...
ResponderEliminarYo quiero que el médico ése me toque la barriga. Aunque ya sé qué va a decir: "tú pasas mucho tiempo sentada". Vaya un adivino.
La verdad es que no entiendo muy bien por qué nos analizan a estas alturas. Si fuera por un nuevo contrato, tendría sentido pero a saber.
ResponderEliminarNo sé qué te diría el médico adivinador de personalidades pero "pasas mucho tiempo sentada" nos lo podría haber dicho a todos los que estábamos allí (menos al fotógrafo). En vez de eso, nos adivinó la personalidad. Bueno, y a mí me empezaron a sonar las tripas pero eso fue porque ya era la una.
Yo creo que te dijeron que no había análisis por si acaso no aparecías si te decían la verdad XD Besos!!
ResponderEliminarVenga mujer, sigues viva que es lo que cuenta. Vamos, que el análisis de sangre no ha sido para tanto, está todo en tu cabeza... bueno, pa que engañarnos, ha sido una encerrona y te la tenían jurada.
ResponderEliminarOye muy bueno lo del método aguilucho. Pues yo te juro que a mí me dolió más el agujero que me hicieron en la oreja, en la que me perforaron el cartílago (accidentalmente) que un simple análisis. Claro, que lo mio fue allá por la edad de piedra, lo mismo los métodos no eran como los de ahora.
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