No hace falta que bombardee con la Luna roja y el eclipse que se han podido ver esta noche. Bueno, eso quien haya podido, porque yo he estado esperando a que se quitaran de enmedio las nubes y después lo he visto difuso, dada la contaminación ambiental y lumínica que rodea la zona donde vivo. El caso es que la gente se pone muy tonta cuando se dan fenómenos astrológicos de diversa índole y hoy no ha sido una excepción.
Capítulo I: Exaltación de la amistad
Para empezar, me he encontrado al jefe en fase "exaltación de la amistad". Es sospechoso y habría que descartar el origen etílico, porque, cuando todos nos vamos de cañas, él se pide una Fanta. Siempre. Lo más fuerte que le he visto beber en los meses que lleva siendo mi jefe es un batido de vainilla. Mi profe de los cursos del INEM siempre decía que había que desconfiar de la gente que no tiene ningún vicio ni rareza, porque eso significa que sus vicios y rarezas son tan chungos que hay que ocultarlos. Sinceramente, no sé si quiero saber lo que se esconde detrás de esas Fantas. Lo mismo tortura gatitos o secuestra ancianitas, vete tú a saber.
El caso es que le ha dado por el buenrollismo. Llamadme desconfiada pero la gente que de pronto quiere organizar un día de excursión al campo me da mucho miedito. En concreto, este señor quería organizar algo de multiaventura. Yo soy de la opinión de que es mejor no mezclar las tensiones laborales con el paintball porque, como bien me dijo hace unos días el marido de Patricia, puedes acabar dándole a alguien "con la culata en la puta cabeza", y no precisamente sin querer. Y teniendo en cuenta que lo que las pistolas de paintball tienen en el lugar donde debería ir la culata es una bombona de CO2, mejor no tentar a la suerte.
La siguiente muestra de exaltación de la amistad ha sido su repentino y recientemente descubierto interés por las tiendas frikis. Resulta que cerca del trabajo hay una tienda friki y precisamente mi jefa tiene que comprar regalos de cumpleaños para dos personas que encajan en el perfil del público objetivo de las tiendas frikis. Dados los antecedentes, la conversación fue la siguiente:
Jefa Maja - Lauri, ¿me acompañas luego a la frikitienda? Tengo que comprar los regalos de cumple para mi primo y mi cuñada.
Laura - Vale
Jefe Raruno - ¿Cuál es la frikitienda?
JM y L (a coro) - [Nombre de la tienda]
JR - Ah, ¿es una tienda friki? (os aseguro que el nombre es de tienda friki total)
JM y L (a coro) - Sí
JR - ¿Y dónde está?
JM - Abajo, enfrente del bar.
JR - ¿Y qué venden?
JM - Pues... cosas frikis, no sé. Camisetas, juegos, cosas del WOW, cómics, figuras...
JR - Ah, pues luego me bajo con vosotras, así miro unas cosillas.
Y digo yo, ¿qué quiere mirar este hombre, si le hemos tenido que explicar el concepto de "tienda friki"? Llamadme desconfiada, pero yo ya estoy con la mosca detrás de la oreja. Es como cuando los niños se ponen melosos: alguna han liado.
Capítulo II: Váyase a mirar obras
A mi vuelta de uno de los frecuentes viajes que solemos hacer al exterior de la redacción (es lo que tiene no tener baño ni máquina de refrescos o cafés), el maquetador me ha asaltado nada más cruzar el umbral con el teléfono. "Es por una noticia". Ah, pues vale. Pongo voz de redactora simpática y eficiente y atiendo al preocupado lector.
Os voy a ahorrar el sufrimiento de tener que presenciar la conversaicón que he tenido con él, que se puede resumir en que ayer publicamos una información sobre un espectáculo de danza organizado por la Comunidad de Madrid, este señor se fue de Villalba a Torrelodones (que ya ves tú qué gran sacrificio, ir al pueblo de al lado) a comprar las entradas y en el teatro le habían dicho que no, que allí no había ningún espectáculo de danza. Después de 10 minutos intentando explicarle al señor no menos de tres veces que esa información me ha la dado la Comunidad de Madrid y que el fin de semana publicaré una rectificación, he aprovechado que mi jefa maja se acercaba para decirle "espere, que le paso con mi superior" y le he pasado el marrón a ella.
La conversación que ha seguido ha sido más de lo mismo pero con frases como "escúcheme" y "pero déjeme hablar" intercaladas en el discurso. Otro redactor que andaba por ahí ha dado con la raíz del problema:
R - Claro, si es que con la crisis ya no pueden entretenerse mirando obras y se dedican a dar por culo.
Oye, pues lo mismo es eso.
Yo también desconfío de la gente que cambia de un día para otro, pero ¿no será efusividad primaveral-veraniega? Que las lunas tienen influencias extrañas sobre el personal.
ResponderEliminarNo, no, era exaltación de la amistad total. Si ya estaba planeando el fin de semana de multiaventura y quería que nos lleváramos también a los cónyuges. Lo mismo le pusieron un batido caducado y se le subió el azúcar a la cabeza, vete tú a saber.
ResponderEliminarLo del batido caducado tiene sentido. Tiene muchísimo sentido.
ResponderEliminarMás del que tú piensas, porque el otro día le vendieron a la diseñadora un batido que llevaba caducado como seis meses y éste señor dijo algo como "no pasa nada, si la fecha de caducidad la ponen con margen de un año".
ResponderEliminarYo no digo nada por esas superamistades tan repentinas, pero cuando hay lunas rojas se producen asesinatos violentos de reporteras de prensa...
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