No hago más que ver por ahí a gente contenta y feliz porque se va ya de vacaciones. Yo no iba a ser menos, pero de otra manera, porque hoy, oficialmente, mi contrato queda rescindido. Ayer fue mi último día de trabajo por cierre de la empresa. Otra que se va al garete, yo no sé cómo con el ojo que tengo para estas cosas luego no soy capaz de acertar ni el reintegro de la Bonoloto. El medio para el que he trabajado este tiempo seguirá existiendo, pero en unas condiciones en las que no es humano seguir. Empezando por el sueldo, que es más bajo que el que tenía en mis tiempos de becaria, así que el medio se va a otra empresa pero yo no.
Ayer ya me dieron todos los papeles correspondientes y me tocó explicarles a mis jefes la decisión. El jefe del termostato roto y el subtexto no lo entendió y sólo le faltó echarme la bronca por rechazar la generosísima oferta que me estaban haciendo. Menos mal que él sólo escuchaba y con quien realmente iba a hablar era con el dueño de la empresa. De buena gana hubiera preguntado si él estaría dipuesto a cruzarse toda la Comunidad de Madrid en transporte público en las mismas condiciones, a ver qué cara ponía (sobre todo al pensar en hacer un viaje en transporte público). Por más que se lo explicaba, no parecía muy dispuesto a escuchar mis razones y al final fue el otro jefe el que le mandó callar y le explicó otra vez lo mismo que yo le había dicho (o intentado decir). Menos mal que había alguien razonable delante. El otro no se lo tomó mal: se distanció psicológicamente de la conversación y volvió a su cometido de sólo escuchar.
Luego procedí a recoger mis trastos y meterlos en una bolsa para llevarlos a casa. Bueno, en realidad no había mucha cosa que llevarse: un boli azul cutre que robé en algún sitio, una botella de cristal y un calendario hortera de conejitos con el teléfono de un restaurante chino. Viendo el contenido de la bolsa, da qué pensar. Concretamente, que soy cutre hasta para tener posesiones, porque lo normal es tener al menos una agenda y algo que alegre un poco el entorno de trabajo. No sé, algo como un cactus, una taza o un pongo. Eso sí, el cuaderno se quedó allí, que sólo le quedaban tres hojas. Dos ruedas de prensa más con mi manía de apuntarlo todo y no me hubiera durado el tiempo necesario.
El lunes iré a hacerme unos análisis de sangre (me van a vaciar con tanta extracción) y a la oficina de empleo. Con un poco de suerte, sacaré material para un post de burocracia o de hospitales, que dejar la oficina que se inunda y que se queda sin luz no significa quedarse sin temas literarios.
viernes, 29 de julio de 2011
martes, 26 de julio de 2011
Enviado especial: si tú lo dices...
Acabo de colgarle el teléfono a mi enviado especial, que llamaba de urgencia con una noticia de última hora. Cachis, con lo a gusto que estaba yo, tirada en la cama y viendo un capítulo de 'A dos metros bajo tierra'. Pero tranquilos, no le van a evacuar del país ni ha pasado nada chungo (al menos hoy), es que cree que ha ligado.
Bueno, cree que ha ligado porque se lo han dicho los señores egipcios del metro, que él no lo tiene claro del todo. Y yo, mucho menos. Lo que sí tenemos claro los dos es que los señores del metro se han reído a su costa durante un buen rato (y lo que te rondaré, morena). Por lo visto todo ha empezado porque una secretaria de allí le ha dicho a alguien que quería hablar con él. Bueno, ahí empieza y ahí termina, porque eso es todo lo que ha ocurrido.
Después de tan ¿extraño? suceso y de que algún lugareño te explique que eso es normal, aunque no mucho (no olvidemos que ha sido ella quien ha preguntado, debe de ser una mujer muy atrevida) sólo hay una pregunta: ¿y luego qué se hace? ¿Dar el número de teléfono? Ni de coña. ¿Quedar a tomar un café? Nononono, eso es de pervertidos. Después, si acaso, vuelves un día al mismo sitio a tomarte un té con todos, repito TODOS, los que haya allí en ese momento. Si son cuatro como si son cuarenta.
Yo ya se lo he dicho a Gamab: ten cuidado con lo que haces, que cualquier día se te presenta un señor pidiéndote cabras o camellos como dote porque has saludado a su hija en una reunión de trabajo.
Bueno, cree que ha ligado porque se lo han dicho los señores egipcios del metro, que él no lo tiene claro del todo. Y yo, mucho menos. Lo que sí tenemos claro los dos es que los señores del metro se han reído a su costa durante un buen rato (y lo que te rondaré, morena). Por lo visto todo ha empezado porque una secretaria de allí le ha dicho a alguien que quería hablar con él. Bueno, ahí empieza y ahí termina, porque eso es todo lo que ha ocurrido.
Después de tan ¿extraño? suceso y de que algún lugareño te explique que eso es normal, aunque no mucho (no olvidemos que ha sido ella quien ha preguntado, debe de ser una mujer muy atrevida) sólo hay una pregunta: ¿y luego qué se hace? ¿Dar el número de teléfono? Ni de coña. ¿Quedar a tomar un café? Nononono, eso es de pervertidos. Después, si acaso, vuelves un día al mismo sitio a tomarte un té con todos, repito TODOS, los que haya allí en ese momento. Si son cuatro como si son cuarenta.
Yo ya se lo he dicho a Gamab: ten cuidado con lo que haces, que cualquier día se te presenta un señor pidiéndote cabras o camellos como dote porque has saludado a su hija en una reunión de trabajo.
domingo, 24 de julio de 2011
Atención al cliente
Ayer hice una de esas cosas que tanto suelen crispar a la gente: llamar a atención al cliente de mi compañía telefónica. La historia es que mi padre ha descubierto el maravilloso mundo de Internet y no se quiere despegar de él, por eso no se lo pensó dos veces cuando le ofrecieron un módem USB de esos que van con una tarjeta SIM. En vista de cómo acabó la cosa, casi mejor que se lo hubiera pensado.
El caso es que, tras probar en un ordenador viejuno que tenemos en la casa del pueblo que el cacharro funcionaba adecuadamente, intentó instalarlo en mi retro-portátil: un iBook G4 (al menos le actualicé el sistema operativo). Ya no se hacen ordenadores como esos. Y precisamente ése fue el principal problema, que ya no se hacen ordenadores como esos.
Por si alguien no lo ha comprobado (lo más probable), en las cajas de los USB que da la compañía en cuestión, pone que es compatible con diversas versiones de Windows. Y ya. Mentira cochina, que si rebuscas en la web de la compañía puedes encontrar el software para Mac y Linux. Sin ponerme a pensar en compatibilidades y procesadores, me lo descargué y lo instalé. Claro, luego no funcionaba, pero eso me pasa por no pararme a pensar.
Rebuscando en foros y demás, encontré mucha gente gente con el mismo problema: mismo sistema operativo desfasado y mismo problema con la última versión. Solución: buscar una versión más vieja. Pues se la pedimos a la compañía, a ver qué me cuentan.
Tras pasar el ridículo trámite de hablar con una máquina para decirle lo que quiero, me pasan con una teleoperadora muy maja. Le cuento el problema.
Teleoperadora muy maja - Es que no vale para Mac, sólo damos soporte a Windows.
Laura - Ehhhhhh... no. Tengo la página web delante y en el área de descargas pone que hay también para Mac y Linux. Me he bajado el de Mac y no funciona, porque tengo un sistema operativo viejo. Me gustaría saber si puedo encontrar en algún sitio las versiones anteriores.
TMM - Un momento, que consulto con mi superior.
Musiquilla desesperante que canta nosequé de "happy" interrumpida a intervalos por una voz que dice "estamos deseando atenderle". Así durante más de 15 minutos.
TMM - Doña Laura (cómo me revienta que los teleoperadores me llamen de usted).
L - ¿Sí?
TMM - ¿Podría decirnos dónde ha encontrado el soporte para Mac?
L - Sí, en el área de descargas.
TMM - ¿Y cómo ha accedido?
L - A través del buscador interno de la página.
Después de guiar a la teleoperadora hasta la zona de descargas, me da las gracias, porque allí nadie sabía de la existencia de soporte para Internet móvil en Mac y Linux y dice que les viene bien por si tienen alguna consulta sobre un sistema operativo que no sea Windows.
Está bien eso de poder ayudar desinteresadamente al prójimo pero ¿qué pasa con mi consulta?
El caso es que, tras probar en un ordenador viejuno que tenemos en la casa del pueblo que el cacharro funcionaba adecuadamente, intentó instalarlo en mi retro-portátil: un iBook G4 (al menos le actualicé el sistema operativo). Ya no se hacen ordenadores como esos. Y precisamente ése fue el principal problema, que ya no se hacen ordenadores como esos.
Por si alguien no lo ha comprobado (lo más probable), en las cajas de los USB que da la compañía en cuestión, pone que es compatible con diversas versiones de Windows. Y ya. Mentira cochina, que si rebuscas en la web de la compañía puedes encontrar el software para Mac y Linux. Sin ponerme a pensar en compatibilidades y procesadores, me lo descargué y lo instalé. Claro, luego no funcionaba, pero eso me pasa por no pararme a pensar.
Rebuscando en foros y demás, encontré mucha gente gente con el mismo problema: mismo sistema operativo desfasado y mismo problema con la última versión. Solución: buscar una versión más vieja. Pues se la pedimos a la compañía, a ver qué me cuentan.
Tras pasar el ridículo trámite de hablar con una máquina para decirle lo que quiero, me pasan con una teleoperadora muy maja. Le cuento el problema.
Teleoperadora muy maja - Es que no vale para Mac, sólo damos soporte a Windows.
Laura - Ehhhhhh... no. Tengo la página web delante y en el área de descargas pone que hay también para Mac y Linux. Me he bajado el de Mac y no funciona, porque tengo un sistema operativo viejo. Me gustaría saber si puedo encontrar en algún sitio las versiones anteriores.
TMM - Un momento, que consulto con mi superior.
Musiquilla desesperante que canta nosequé de "happy" interrumpida a intervalos por una voz que dice "estamos deseando atenderle". Así durante más de 15 minutos.
TMM - Doña Laura (cómo me revienta que los teleoperadores me llamen de usted).
L - ¿Sí?
TMM - ¿Podría decirnos dónde ha encontrado el soporte para Mac?
L - Sí, en el área de descargas.
TMM - ¿Y cómo ha accedido?
L - A través del buscador interno de la página.
Después de guiar a la teleoperadora hasta la zona de descargas, me da las gracias, porque allí nadie sabía de la existencia de soporte para Internet móvil en Mac y Linux y dice que les viene bien por si tienen alguna consulta sobre un sistema operativo que no sea Windows.
Está bien eso de poder ayudar desinteresadamente al prójimo pero ¿qué pasa con mi consulta?
viernes, 8 de julio de 2011
Enviado especial: las pirámides
Aprovechando los ratos libres (poquitos, la verdad, que los horarios egipcios se las traen), el enviado especial ha hecho algo de turismo. De momento ha ido a las pirámides y aquí están las fotos:
Suscribirse a:
Entradas (Atom)