A veces se da un curioso fenómeno por el cual a alguien le cae una personalidad que no se corresponde totalmente con su aspecto físico. Por ejemplo, yo tengo más o menos esta pinta...
(la foto, el pantalón de pijama y el señor del fondo son cortesía de Hell's Tea) (y lo del vaso es Nestea, malpensados)
... pero se conoce que, a la hora de configurarme, me pusieron en "modo hombre" (que no lo digo yo, me lo han dicho ya varias personas). Soy simple (muy simple; a veces, hasta límites insospechados), no pillo las indirectas (lo que más de una vez deriva en situaciones muy chungas) y si te pregunto "¿qué te pasa?" y me dices "nada", luego no te quejes de que he actuado como si no pasara nada (también me he llevado alguna bronca por esto). Todo esto también funciona en el otro sentido: no interpretes nada que yo haga como una indirecta (no sé cómo se hace, simplemente) y si te digo que no me pasa nada no insistas, es que no me pasa nada (después de más de 26 años, mi madre no lo pilla y se limita a decir "es que eres como tu padre, que no os gusta hablar de nada"). Lo bueno es que me respetaron la capacidad femenina de hacer dos cosas a la vez, que es algo que mola bastante.
Esta personalidad desubicada hace que, a veces, mi vida derive en situaciones absurdas. Como anoche, sin ir más lejos.
Fui con tres amigas a tomar algo y me encontré con un conocido en el mismo local. Casualmente, la única mesa libre estaba al lado de esta persona, que iba con dos amigos, así que allí nos sentamos. Una de mis amigas empezó a lanzar miradas hacia la mesa de al lado (imaginad de qué manera para que hasta yo me diera cuenta). Pasado un rato largo, me pidió que le presentara al chaval al que conocía para que él, a su vez, le presentara al otro. No sé al resto qué os parece, pero a mí me pareció rebuscado. Si hubiera hecho las presentaciones cuando llegamos, aún tendría cierto sentido.
Sin embargo, soy una persona muy resolutiva y se me ocurrieron otras opciones más prácticas y menos... de patio de colegio (por decirlo de alguna manera). Y, ¡qué coño!, que luego la que tiene que dar la cara soy yo. La respuesta de mi amiga fue "ay, no no, que me da vergüenza". Aquí empiezan las discrepancias: yo entendí "no lo hagas, que me da vergüenza", no hice nada y nos fuimos. Pero parece ser que ella quería decir "sí sí, por favor, gracias". Y así nos tiramos discutiendo todo el camino de vuelta después de marcharnos, con argumentos tan bien formados por parte de las dos como "no es no","pero no quería decir que no, quería decir que sí", "pues haber dicho que sí" y "¿y yo qué sabía que ibas a entender que no?".
Otra de mis cualidades es la facilidad para tener remordimientos. Me sentía mal por la pobre chica porque, al fin y al cabo, no hubo historia de "chico conoce a chica" porque no sé interpretar una indirecta (insisto, no las uséis conmigo, por favor). ¿Qué hice? Mandarle un mensaje a este chico explicándole la situación (también soy muy de dar explicaciones; por favor, no os lo toméis mal, viene en el mismo pack que los remordimientos).
El caso es que hubo respuesta y, por consiguiente, intercambio de mensajes con la interesada en conocer chico esta mañana para ver qué hacemos ahora. Otra vez ha sido como la discusión de anoche: ella divagaba sin decir nada claro (aunque supongo que a ella le sonaría todo clarísimo) y yo contestaba con cosas como "¿pero eso es que sí o que no?". Al final la pobre, creo que ya desesperada por no poder ver la belleza de lo simple, ha acabado mandándome un "SÍ" en mayúsculas. ¿Ves? Así sí que me entero.
que simple sería el mundo si no nos encargáramos de complicarlo estúpidamente. Todos ganaríamos mucho (pero perderíamos cientos de anécdotas)
ResponderEliminarEs verdad, qué ganas de complicarse la vida. Y sí, la situación es un poco de patio de colegio. Mis alumnos de 7 años no se andan con tantas gaitas.
ResponderEliminarGracias por mantener en el economato a mi marío, aunque lo de llamarlo "señor del fondo" no le va a gustar nada. Lleva muy mal la edad. Y que nadie piense que esos pantalones tienen que ver conmigo. Son un objeto de culto perteneciente a mi familia política.
Te digo una cosa: la maniobra salió bien porque se trata de esta chica, que es divina y estupenda. Eso lo hago yo y seguro que el sujeto en cuestión es gay y además está casado.
EliminarY hablando de gente casada, le dices a tu marido que es "señor" desde mi último cumpleaños. Es lo que tienen los cambios de estado civil.
No sabes cuantísimo te entiendo… Con lo fácil que es hablar clarito y dejarse de rodeos… XD Besitos!!!
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