Vamos a ello:
A: autoestima. Es algo que precisamente nunca me ha sobrado pero el cambio de trabajo le ha venido bien para engordar un poquito, que la pobre se había quedado muy pequeñita.
B: bodas. Sí, amigos, hemos llegado a esa edad en la que las bodas empiezan a acumularse. En 2014 sólo han sido los anuncios, las bodas se celebran en 2015. Tres en concreto, y del mismo grupo de amigas, para no poder repetir vestido. ¿Alguna interesada en intercambiar ropa que tenga mi talla?
C: carreras. Tampoco es que me mate, pero de no verle la gracia a estas cosas a apuntarme a tres carreras este año (dos de obstáculos), va un trecho. Ya sabes cómo son estas cosas: te apuntas a la San Silvestre con una amiga y al final acabas revolcándote por el barro y subiendo alpacas de paja de 3,5 metros. ¿Y todo esto por qué? Eso mismo preguntó mi profesor de inglés del curro (creo que debería explicar en alguna letra el origen de las clases de inglés del curro) un día que todo el mundo llegó tarde y parecía que aquello iba a ser una clase particular. Respuesta: porque necesitaba saber que puedo (creo que también debería explicar en algún momento cómo llegué a aquello).
D: delgada. Sí, ya sé que lo he negado y he intentado escaquearme cada vez que alguien me lo decía, porque no ha sido voluntariamente ni considero que me sobrara nada. Si alguien quiere regalarme un cinturón por reyes, bienvenido sea.
E: esfuerzo. ¿Crees que el esfuerzo no vale para nada? Pues cambia de trabajo. Y lo digo totalmente en serio.
F: familia. ¿Sabes eso que dicen de que cuando te vas de casa te llevas mejor con tus padres? Pues es cierto. En cuanto terminan los chantajes emocionales, "dónde vas a estar mejor que en casa", "pues no sé cómo te has ido tan lejos", "¿pero cómo no vas a venir a comer este fin de semana?", "¿esto te lo vas a llevar o lo tiro a la basura?", "¿pero qué tienes que hacer en tu casa?" y esas cosas, luego ya todo va bien. Aunque eso no quita que un día llames a tu madre por teléfono y te caiga una bronca sin saber de dónde viene.
G: gimnasio. Un poquito menos desde septiembre, porque ahora tengo la piscina, pero si no fuera nunca hubiera empezado con las carreras de obstáculos.
H: hierros. Se acabaron los sufrimientos, que te miren mal en el trabajo por tener que ir a revisión de ortodoncia todos los meses y que el aparato se quede más comida que yo (a lo mejor perdí peso por eso...). Ahora sólo tengo que llevar un plástico durante un montón de horas y acordarme de pedir cita al dentista cada tres meses.
I: idiomas. A excepción de las clases de inglés que nos dan en el trabajo, ha sido mi asignatura pendiente en 2014. A ver si en 2015 puedo dedicarle algo de tiempo al alemán, que cuesta mucho aprenderlo y se olvida muy rápido.
J: junio. Ese mes hice una entrevista de trabajo, conseguí un nuevo trabajo y me fui de viaje al culo del mundo. No está mal. ¿verdad?
K (contiene la): friki. Bueno, esto no es una novedad de 2014, pero este año me he dado cuenta de que soy el consultorio de mis amigos sobre series y dónde encontrar contenidos digitales de dudosa legalidad.
L: lúpulo. 2014 ha sido el año de la cerveza. No es mi culpa: el médico me dijo que podía seguir bebiéndola pese a estar tomando drogas (con receta) y hay una cervecería estupenda a unos minutos de mi casa.
M: metro. Hay cosas que nunca cambian, y mi guerra con el Metro de Madrid es una de ellas. ¿Por qué por la noche los trenes están sincronizados para que pierdas el transbordo y tardes el doble en llegar a casa? ¿Cuándo van a climatizar la línea 5? ¿Por qué siempre hay (al menos) una escalera mecánica rota? ¿El metro lo limpian alguna vez? ¿Hay alguna respuesta correcta y precisa a la pregunta "a qué hora cierra el metro"?
N: nadar. ¿Que no es para tanto? Será para ti. Tuve que dejarlo por mi antiguo trabajo y volver a la piscina (a otra piscina) ha sido de lo mejor que he podido hacer en 2014. Eso sí, flipa con las tasas de Ana Botella para quienes queremos hacer deporte en la capital del reino.
Ñ (contiene la): mañanas. Las he recuperado para mí y por fin puedo hacer lo que me dé la gana, tener una rutina y vivir desconectada del trabajo.
O: nombre de sobri. Otro sobri, sí, pero este es un poco más sobri, aunque vive un poco lejos. Nació hace una semana en Londres, así que ya tengo excusa para viajar en 2015.
P: Phnom Penh. La capital de Camboya, una ciudad totalmente prescindible y una de los lugares que recordaré toda mi vida. Me liaron para un viaje al sudeste asiático en el que me lo pasé muy bien, pero la llegada esta ciudad fue totalmente traumática. A lo tarde que llegamos le añades el turismo sórdido y una amiga a la que no le vale ninguno de los alojamientos que veíamos por el camino (las ratas que campaban a sus anchas por la calle eran lo de menos). No hay cerveza barata suficiente en Camboya para compensarlo.
Q: quemada. Ya no estoy así, pero cada vez que hablo con mis excompañeros me entra el bajón porque veo siguen igual, y algunos incluso van a peor. Ya sé que no debería preocuparme pero con algunos aún sigo teniendo relación y entiendo mejor que nadie por lo que están pasando.
R: reencuentros. Llamadas sorpresa de "¿nos tomamos una cerveza? Estoy en Madrid", amigas de otra ciudad que ahora viven en la misma ciudad que tú, excompañeros que te echan de menos, gente con la que perdiste el contacto, personas a las que apenas conocías y ahora hablas con ellas todos los días... y así ha pasado un año.
S: salud. Mejor que en 2014, la verdad, aunque se tarda en volver a estar al 100%. Cambiar de vida también ayuda.
T: trabajo. El cambio no había podido ser más oportuno. En algo más de seis meses he aprendido más que en casi tres años en mi antiguo empleo. Tampoco tengo que lidiar con las injusticias que me estaban matando poco a poco y el horario es parecido pero está más cerca de mi casa y mejor comunicado y además no tengo que echar "horas extra" en mis horas y días libres, un tiempo que ahora es para mí.
U: uñas. Ya casi he dejado de mordérmelas, en parte gracias al aparato. ¿Ocurrirá el milagro en 2015?
V: veintinueve. Será mi última edad con v, porque en 2015 ya cambiamos de decena.
W: Wall Street. ¿De qué va mi nuevo trabajo? Pues ahí estoy, haciendo un curso acelerado de finanzas.
X: x. Sin más, como las incógnitas de las ecuaciones. Siempre me ha puesto muy nerviosa no entender cosas que me afectan directamente, pero últimamente me inquieta cada vez menos. ¿Estaré convirtiéndome por fin en una persona adulta?
Y: Yellen (Janet), presidenta de la Reserva Federal. No os dejéis engañar por esta señora que parece una abuelilla de las que tejen jerséis de reno. Después de tener que seguir en directo una intervención de hora y media sin traductor de esta señora, mi vida nunca volverá a ser la misma. Igual que con Phnom Penh, me ha quedado trauma.
Z: zapatillas. Las que tengo para correr son nuevas y son muy bonitas pero lo mejor de todo es que mi padre se ha comprado unas iguales. No es que me alegre que me haya 'copiado', lo que me alegra es que está más animado y tiene ganas de volver a hacer ejercicio (y tiempo). También mis zapatillas del Camino de Santiago se han portado en 2014: han sobrevivido a dos carreras de obstáculos y a un viaje al sudeste asiático.
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