Podría actualizar con nuevos sucesos sobre la letra B, las bodas y las bragas pero Blanca me ha acusado esta mañana de tener manía persecutoria. Antes de sumar la manía persecutoria a otros trastornos y dar motivos a mis amigos y familiares para internarme en un psiquiátrico, prefiero buscar temas nuevos.
Desde que tengo memoria, me han dicho que soy un poco torpe. Ya sabéis, la típica persona que siempre tropieza con el azulejo suelto por la calle, se lleva una hostia con la mesa cuando llega tarde a la universidad e intenta entrar en clase sin llamar la atención y un largo etcétera de sucesos similares. Hoy, mientras deambulaba medio dormida por mi casa en busca de mi desayuno, he descubierto por qué me ocurre esto.
Da la casualidad de que tengo la altura exacta para que los picos de las mesas bajas y las sillas me pillen a la altura de la rodilla (con el moratón correspondiente); las mesas normales, a la altura del culete; las puertas del armario de la cocina, a la altura de la frente y los tiradores de las puertas, a la altura del codo (ahí, donde más duele).
Aún tengo que encontrar una explicación a por qué siempre me tropiezo con el pico del edredón. Estoy segura de que existe alguna.
lunes, 31 de agosto de 2009
viernes, 28 de agosto de 2009
Letra B
Ni número 23 ni hostias. A mí me persigue la letra B.
He sido becaria 4 veces, he vivido en Berlín (con una beca, por supuesto), tengo que examinarme del B2 de alemán, me dicen muy a menudo que soy borde y bocachancla (razón no les falta), todas las pelis que veo últimamente son bélicas, la única planta que ha sobrevivido a mí es un bambú (lo intenté con una margarita del Cabo, que se tiró por la ventana dos veces no consecutivas), tengo un blog (creo que ya es el cuarto o quinto) y siempre me despierta el camión de la basura.
Ya de paso, han vuelto a mi vida dos temas que llevan persiguiéndome todo el año: las bodas y las bragas. Lo de las bodas ya se conoce por este blog (cinco en un año, lo nunca visto). Lo de las bragas es más grave.
Primero fue mi madre, que se empeñó en comprarme un cargamento de ellas para mi estancia en Berlín (ni que me fuera al desierto). Una vez en la capital germana, me tiré una mañana entera retocando fotos de dibujos de bragas en Photoshop para un estupendo libro y esta fantástica web (pido disculpas a todos los informáticos por haberla hecho con Fireworks y Dreamweaver).
En Galicia, aproveché para ir tirando unas cuantas por el camino. No literalmente, por supuesto, las tiraba a los contenedores de basura de los albergues. Total, con la obsesión que tenía mi madre me junté con un superavit y además tenía que aligerar peso de la mochila. Pero mi amiga la vaga, conocida por estos lares haberme aguantado durante todo el Camino del Norte, ha devuelto las bragas a mi vida de esta manera:
Luego están las bodas. Hoy ha sido mi prima, que se ha acordado esta tarde del vídeo de su boda. Pues que espere, que con lo aburrido que es el vídeo oficial tengo para rato. Y también Hell's Tea, que de pronto me ha dejado este "regalito" en su blog:
El día 31 de diciembre, cuando todo el mundo haga balance de 2009, yo sólo podré mencionar dos cosas: bodas y bragas.
He sido becaria 4 veces, he vivido en Berlín (con una beca, por supuesto), tengo que examinarme del B2 de alemán, me dicen muy a menudo que soy borde y bocachancla (razón no les falta), todas las pelis que veo últimamente son bélicas, la única planta que ha sobrevivido a mí es un bambú (lo intenté con una margarita del Cabo, que se tiró por la ventana dos veces no consecutivas), tengo un blog (creo que ya es el cuarto o quinto) y siempre me despierta el camión de la basura.
Ya de paso, han vuelto a mi vida dos temas que llevan persiguiéndome todo el año: las bodas y las bragas. Lo de las bodas ya se conoce por este blog (cinco en un año, lo nunca visto). Lo de las bragas es más grave.
Primero fue mi madre, que se empeñó en comprarme un cargamento de ellas para mi estancia en Berlín (ni que me fuera al desierto). Una vez en la capital germana, me tiré una mañana entera retocando fotos de dibujos de bragas en Photoshop para un estupendo libro y esta fantástica web (pido disculpas a todos los informáticos por haberla hecho con Fireworks y Dreamweaver).
En Galicia, aproveché para ir tirando unas cuantas por el camino. No literalmente, por supuesto, las tiraba a los contenedores de basura de los albergues. Total, con la obsesión que tenía mi madre me junté con un superavit y además tenía que aligerar peso de la mochila. Pero mi amiga la vaga, conocida por estos lares haberme aguantado durante todo el Camino del Norte, ha devuelto las bragas a mi vida de esta manera:
Luego están las bodas. Hoy ha sido mi prima, que se ha acordado esta tarde del vídeo de su boda. Pues que espere, que con lo aburrido que es el vídeo oficial tengo para rato. Y también Hell's Tea, que de pronto me ha dejado este "regalito" en su blog:
El día 31 de diciembre, cuando todo el mundo haga balance de 2009, yo sólo podré mencionar dos cosas: bodas y bragas.
lunes, 24 de agosto de 2009
Diez frases que no deberías decir para ligar
Hace un par de semanas me vi todos los vídeos de Kesslers Knigge sobre 10 cosas que no deberías hacer en distintas situaciones. Por ejemplo, diez vehículos que no deberías llevar a pasar la ITV (lo único incomprensible para alguien que no sepa alemán es el título y ya lo he traducido yo). Que nadie se alarme si este tipo no le suena, es una de esas cosas frikis y absurdas que encuentro de vez en cuando por casualidad.
Pasado el fin de semana, os dejo con diez frases que no se deberían utilizar para ligar. Todas ellas son casos reales que he vivido, presenciado o me han contado. Podéis reflexionar sobre ellas hasta el viernes para no utilizarlas.
Situación 1:
Un grupo de gente sale de un bar de copas. Después de una divagación sobre "por qué ése ha ligado y yo no", una de las chicas pica a uno de los chicos.
Él - Yo puedo ligar cuando quiera.
Ella - Venga, demuéstralo.
Él (dirigiéndose a un grupo de chicas que pasaba por allí) - ¡¡¡Rubiaaaaaaa!!!
(aclaración: todas eran morenas)
Situación 2:
Él - Qué pelo más raro tienes.
Situación 3:
Él- Me recuerdas a una chica que me cae mal.
Situación 4:
Él - ¿Crees que parezco gay?
Situación 5:
Él - ¿Me das un kiss FM?
Situación 6:
Fiesta de nochevieja con barra libre. Un chico lleva un rato observando a un grupo de amigos. Se arma de valor y decide entrar a una de las chicas.
Él - Pero ése te habrá invitado a algo antes de bailar contigo ¿no?
Ella - No, es mi amigo. Y además hay barra libre.
Él - Ya pero si alguien quisiera bailar contigo debería invitarte a algo ¿no?
Ella - Aquí no se puede invitar, hay barra libre.
Situación 7:
Él - Anda, si llevas dos piercings. Seguro que también llevas tatuajes... ¿me los enseñas?
Situación 8:
Él (a dos chicas de 24 años) - ¿A qué insti vais?
Situación 9:
Él (30 años mayor que ella) - Señorita, ¿sabe que es usted muy atractiva?... Y muy joven. Si yo tuviera unos años menos... o usted unos años más.
Situación 10:
Después de hora y cuarto dándole el coñazo a una chica que sólo quería tomarse un té tranquilamente y planear sus vacaciones...
Él - Entonces, ¿no te gusto?
Ella (con el tono más borde imaginable) - Pues no.
Él - Eso es porque me ves así.
Ella (ya cabreada) - ¿Así cómo?
Él - Vestido. Yo desnudo gano mucho.
Como siempre, podéis compartir vuestras vivencias en los comentarios.
Pasado el fin de semana, os dejo con diez frases que no se deberían utilizar para ligar. Todas ellas son casos reales que he vivido, presenciado o me han contado. Podéis reflexionar sobre ellas hasta el viernes para no utilizarlas.
Situación 1:
Un grupo de gente sale de un bar de copas. Después de una divagación sobre "por qué ése ha ligado y yo no", una de las chicas pica a uno de los chicos.
Él - Yo puedo ligar cuando quiera.
Ella - Venga, demuéstralo.
Él (dirigiéndose a un grupo de chicas que pasaba por allí) - ¡¡¡Rubiaaaaaaa!!!
(aclaración: todas eran morenas)
Situación 2:
Él - Qué pelo más raro tienes.
Situación 3:
Él- Me recuerdas a una chica que me cae mal.
Situación 4:
Él - ¿Crees que parezco gay?
Situación 5:
Él - ¿Me das un kiss FM?
Situación 6:
Fiesta de nochevieja con barra libre. Un chico lleva un rato observando a un grupo de amigos. Se arma de valor y decide entrar a una de las chicas.
Él - Pero ése te habrá invitado a algo antes de bailar contigo ¿no?
Ella - No, es mi amigo. Y además hay barra libre.
Él - Ya pero si alguien quisiera bailar contigo debería invitarte a algo ¿no?
Ella - Aquí no se puede invitar, hay barra libre.
Situación 7:
Él - Anda, si llevas dos piercings. Seguro que también llevas tatuajes... ¿me los enseñas?
Situación 8:
Él (a dos chicas de 24 años) - ¿A qué insti vais?
Situación 9:
Él (30 años mayor que ella) - Señorita, ¿sabe que es usted muy atractiva?... Y muy joven. Si yo tuviera unos años menos... o usted unos años más.
Situación 10:
Después de hora y cuarto dándole el coñazo a una chica que sólo quería tomarse un té tranquilamente y planear sus vacaciones...
Él - Entonces, ¿no te gusto?
Ella (con el tono más borde imaginable) - Pues no.
Él - Eso es porque me ves así.
Ella (ya cabreada) - ¿Así cómo?
Él - Vestido. Yo desnudo gano mucho.
Como siempre, podéis compartir vuestras vivencias en los comentarios.
jueves, 20 de agosto de 2009
A veces llega un momento en que te haces viejo de repente
Ya lo decían Celtas Cortos (o Engendro, dependiendo del gusto musical de cada uno). Éstas cosas ocurren así, sin avisar. Un día, vas tan tranquilo por la calle y la realidad te pega una hostia en la cara. Y no te queda más remedio que aceptarlo.
Las señales están ahí: un niño te llama "señor/a" por la calle, Hacienda amenaza con embargar todos tus bienes si no les envías la declaración de la renta ya mismo (como no se lleven el iPod y el portátil...), una amiga te invita a su boda, otro preña a la novia, otra se va a vivir con el novio, otra te pide opinión sobre muebles de Ikea y pintura para paredes...
Pero esto sólo son cosas que ocurren a tu alrededor y con las que crees que no tienes nada que ver. Los niños son muy cabrones, Hacienda es... Hacienda y lo que hagan tus amigos no tiene por qué afectarte a ti. ¡Y unas narices! Tú sigue negando lo evidente, verás la que te espera...
Empecé a darme cuenta de que me estoy haciendo mayor el sábado pasado, cuando vi cómo superaba la media de edad del local en el que estábamos. Vale, no es un dato concluyente porque, normalmente, suelo estar dentro de la media de edad. Aquel sería el finde de "lleva a un pipiolo de copas", porque los únicos nacidos antes de 1988 eran los porteros, los relaciones públicas, mis amigas y los camareros. Y yo, por supuesto.
La hostia de la que hablaba al principio me la he llevado esta mañana, en el Ikea. No, no estoy redecorando mi vida para cambiar mi mal Feng Shui por uno mejor, sólo iba a comprar un regalo para una amiga (casada, por cierto) a la que voy a visitar la semana que viene. No diré qué le he comprado porque sigue este blog (y su madre también, que me he enterado) pero he tenido un momento de preocupación muy grave cuando me ha dado por pensar que mi regalo no hacía juego con su cocina. Cada uno que piense lo que quiera pero eso son cosas de madre.
Quién sabe, lo mismo es un desequilibrio hormonal y la semana que viene ya se me ha pasado.
Las señales están ahí: un niño te llama "señor/a" por la calle, Hacienda amenaza con embargar todos tus bienes si no les envías la declaración de la renta ya mismo (como no se lleven el iPod y el portátil...), una amiga te invita a su boda, otro preña a la novia, otra se va a vivir con el novio, otra te pide opinión sobre muebles de Ikea y pintura para paredes...
Pero esto sólo son cosas que ocurren a tu alrededor y con las que crees que no tienes nada que ver. Los niños son muy cabrones, Hacienda es... Hacienda y lo que hagan tus amigos no tiene por qué afectarte a ti. ¡Y unas narices! Tú sigue negando lo evidente, verás la que te espera...
Empecé a darme cuenta de que me estoy haciendo mayor el sábado pasado, cuando vi cómo superaba la media de edad del local en el que estábamos. Vale, no es un dato concluyente porque, normalmente, suelo estar dentro de la media de edad. Aquel sería el finde de "lleva a un pipiolo de copas", porque los únicos nacidos antes de 1988 eran los porteros, los relaciones públicas, mis amigas y los camareros. Y yo, por supuesto.
La hostia de la que hablaba al principio me la he llevado esta mañana, en el Ikea. No, no estoy redecorando mi vida para cambiar mi mal Feng Shui por uno mejor, sólo iba a comprar un regalo para una amiga (casada, por cierto) a la que voy a visitar la semana que viene. No diré qué le he comprado porque sigue este blog (y su madre también, que me he enterado) pero he tenido un momento de preocupación muy grave cuando me ha dado por pensar que mi regalo no hacía juego con su cocina. Cada uno que piense lo que quiera pero eso son cosas de madre.
Quién sabe, lo mismo es un desequilibrio hormonal y la semana que viene ya se me ha pasado.
miércoles, 19 de agosto de 2009
Feng Shui
Lo que toda la vida se ha llamado "mover muebles" ahora se llama Feng Shui. Mi vecina de arriba debe de ser una gran seguidora esta cosa tan oriental, porque todos los días la oigo arrastrar muebles por el salón. Pero no es ella la que me ha llevado a reflexionar sobre este tema taaaaan apasionante.
No, la que me ha dado la idea para el post de hoy ha sido Hell's Tea. La chica está pensando en mudarse a un pisito algo viejuno, al igual que los muebles que tiene dentro. Mejor que leáis su explicación, os hará entender muchas cosas, no tendré que desviarme del tema del post y empezaréis a pensar que soy una alcohólica si os tragáis también los comentarios.
Como tengo tiempo de sobra, estoy cogiendo la costumbre de cambiarlo por cerveza y/o comida y, ya de paso, lo utilizo como excusa para quedar con la gente. En uno de estos intercambios, fui a ver a Hell's Tea y empezamos a sacar ideas para el "nuevo" pisito. Desde entonces, voy siguiendo los pasos de mi amiga en el mundo del bricolaje, con la inestimable ayuda de Facebook.
El último descubrimiento fue que un cabecero del tipo "hagáselo usted mismo" con espejos de Ikea trae mal Feng Shui. Inocente de mí, pregunté por qué y ésta fue la respuesta:
Hagamos un repaso a mi habitación:
No, la que me ha dado la idea para el post de hoy ha sido Hell's Tea. La chica está pensando en mudarse a un pisito algo viejuno, al igual que los muebles que tiene dentro. Mejor que leáis su explicación, os hará entender muchas cosas, no tendré que desviarme del tema del post y empezaréis a pensar que soy una alcohólica si os tragáis también los comentarios.
Como tengo tiempo de sobra, estoy cogiendo la costumbre de cambiarlo por cerveza y/o comida y, ya de paso, lo utilizo como excusa para quedar con la gente. En uno de estos intercambios, fui a ver a Hell's Tea y empezamos a sacar ideas para el "nuevo" pisito. Desde entonces, voy siguiendo los pasos de mi amiga en el mundo del bricolaje, con la inestimable ayuda de Facebook.
El último descubrimiento fue que un cabecero del tipo "hagáselo usted mismo" con espejos de Ikea trae mal Feng Shui. Inocente de mí, pregunté por qué y ésta fue la respuesta:
"Es que los espejos provocan mal Feng Shui porque representan el papel de voyeurs. Tampoco se pueden tener flores en las mesillas ni souvenirs, ni tener la cama enfrente de la puerta o dando a un pasillo, ni tener el armario lleno hasta los topes. Sin embargo, es muy bueno que por una de las paredes transcurran cañerías. Absurdo. Paso del Feng Shui."
Hagamos un repaso a mi habitación:
- Espejos: una luna grande que ocupa toda la puerta central de mi armario de tres cuerpos.
- Flores en la mesilla: flores no, pero tengo un bambú de esos que venden en Ikea.
- Souvenirs (también llamados 'pongos'): como unos 12 encima de una balda de una estantería, justo delante de la enciclopedia, y otros tantos repartidos por el resto del dormitorio.
- Cama: enfrente de la puerta, que, precisamente, da al pasillo.
- Armario: lleno hasta los topes, por supuesto.
- Paredes por las que transcurren cañerías: al otro lado de la casa.
martes, 18 de agosto de 2009
De boda
Si hay algo por lo que recordaré 2009 (además de los tres meses en Alemania y el Camino del Norte), será por ser el año en que más invitaciones de boda he recibido. De momento van cinco y, a estas alturas, dudo mucho que alguien más me sorprenda. Menos mal que tengo fondo de armario, unos zapatos negros monísimos y altísimos que van bien con todo y que los que se casan no se conocen entre sí para contrastar el vestuario de una foto a otra.
Lamentablemente, no pude ir a la boda de Patri pero del resto no me escapo. Y eso que hubiera prescindido gustosamente de dos de ellas, porque las fechas son un poquito puñeteras. Y de los interrogatorios, las explicaciones sobre por qué he ido sin pareja (y no será que no han tenido tiempo de enterarse del porqué), por qué estoy sin trabajo y otros muchos porqués que se les ocurren a los asistentes a una boda, mejor no hablamos.
Pero lo mejor de todo es cuando a mi padre se le ocurrió que yo podía montar un vídeo para mi prima. Como si no fuera suficiente con haber venido desde Berlín, comprarme un vestido que no me pondré en la vida a no ser que me inviten al Baile de la Rosa, decir que sí a todos los encargos que se le ocurrió endiñarme a la familia y leer delante de 200 personas (ganándome de paso la enemistad de un cura, porque me equivoqué). Menos mal que me han dado copia del deuvedé oficial de la boda, que con lo que grabé aquel día (allá por mayo) da para poquito. Yo lo siento mucho pero no iba a estar pendiente de grabar todo el rato, para eso contrataron al cámara.
¿Menos mal? Creo que no lo pensé bien cuando me ofrecí a hacer el remontaje. Ver hora y media de material no me parecía tan tedioso, cosas peores he montado (Hell's Tea lo puede corroborar). Lo peor de todo es pasar el deuvedé a un formato que se trague el Avid. Y aquí estoy, a las 1:20 de la noche, pensando en dejar los dos capítulos de deuvedé que me faltan para mañana.
Lamentablemente, no pude ir a la boda de Patri pero del resto no me escapo. Y eso que hubiera prescindido gustosamente de dos de ellas, porque las fechas son un poquito puñeteras. Y de los interrogatorios, las explicaciones sobre por qué he ido sin pareja (y no será que no han tenido tiempo de enterarse del porqué), por qué estoy sin trabajo y otros muchos porqués que se les ocurren a los asistentes a una boda, mejor no hablamos.
Pero lo mejor de todo es cuando a mi padre se le ocurrió que yo podía montar un vídeo para mi prima. Como si no fuera suficiente con haber venido desde Berlín, comprarme un vestido que no me pondré en la vida a no ser que me inviten al Baile de la Rosa, decir que sí a todos los encargos que se le ocurrió endiñarme a la familia y leer delante de 200 personas (ganándome de paso la enemistad de un cura, porque me equivoqué). Menos mal que me han dado copia del deuvedé oficial de la boda, que con lo que grabé aquel día (allá por mayo) da para poquito. Yo lo siento mucho pero no iba a estar pendiente de grabar todo el rato, para eso contrataron al cámara.
¿Menos mal? Creo que no lo pensé bien cuando me ofrecí a hacer el remontaje. Ver hora y media de material no me parecía tan tedioso, cosas peores he montado (Hell's Tea lo puede corroborar). Lo peor de todo es pasar el deuvedé a un formato que se trague el Avid. Y aquí estoy, a las 1:20 de la noche, pensando en dejar los dos capítulos de deuvedé que me faltan para mañana.
sábado, 15 de agosto de 2009
Nos vamos de Santiago
Lista de tareas para hoy: hacer las últimas compras, ir a otra misa del peregrino, conseguir algo para comer y llegar a la estación para coger el tren de vuelta. Hacemos parte de las compras y nos separamos: macho alfa, a coger sitio a la catedral; macho omega, a comprar un regalo para un amigo; Ana y yo, a conseguir comida y chuches. Conclusión: Ana y yo en una tienda de chuches somos un auténtico peligro y además siempre llegamos tarde a todas partes.
La misa se diferencia de la del día anterior en que llegué a tiempo para escuchar la lista de gente que había llegado (y me entró la risa floja cuando un cura viejete dijo "desde Liechtenstein, uno de Liechtenstein"), que gran parte fue oficiada en italiano por un sacerdote italiano que venía desde vete tú a saber dónde y que no había japoneses sobrados para pagar el botafumeiro.
Después, a la estación. Macho omega decide tomar el mando del grupo y guiarnos a la estación de tren pero nos guía a un centro comercial. Como no podría ser de otra manera, nos damos cuenta cuando ya estamos allí y con el tiempo justito para llegar a la estación. ¿No hay un bus, que yo ya estoy harta de andar por Galicia? Pues no, tenemos que ir andando.
Menos mal que llegamos a tiempo a la estación y pudimos coger el tren de vuelta a Madrid. El descubrimiento del olor a vaca en mi mochila ya lo conocéis.
La misa se diferencia de la del día anterior en que llegué a tiempo para escuchar la lista de gente que había llegado (y me entró la risa floja cuando un cura viejete dijo "desde Liechtenstein, uno de Liechtenstein"), que gran parte fue oficiada en italiano por un sacerdote italiano que venía desde vete tú a saber dónde y que no había japoneses sobrados para pagar el botafumeiro.
Después, a la estación. Macho omega decide tomar el mando del grupo y guiarnos a la estación de tren pero nos guía a un centro comercial. Como no podría ser de otra manera, nos damos cuenta cuando ya estamos allí y con el tiempo justito para llegar a la estación. ¿No hay un bus, que yo ya estoy harta de andar por Galicia? Pues no, tenemos que ir andando.
Menos mal que llegamos a tiempo a la estación y pudimos coger el tren de vuelta a Madrid. El descubrimiento del olor a vaca en mi mochila ya lo conocéis.
viernes, 14 de agosto de 2009
Santiago de Compostela (vol. II)
Ya tenemos las compostelas. Bueno, yo no. Yo tengo un papel de peor calidad, más feo, que no está en latín y en el que la catedral de Santiago de Compostela "expresa su bienvenida cordial a la Tumba Apostólica de Santiago el Mayor" y desea que el Santo Apóstol me conceda "con abundancia, las gracias de la Peregrinación". Tócate los pies. Casi 200 km a pata desde Ribadeo, la pasta que me he gastado en mis pieses y una sobrecarga muscular para esto.
Qué quieres que te diga, pero yo no he desayunado y tengo hambre. Ana y yo nos vamos a desayunar y dejamos a los machos haciendo vete tú a saber qué antes de ir a la misa del peregrino. El bar donde desayunamos no podría estar más hecho a mi medida: se llama "A Conga", es un piano bar decorado al estilo principio del siglo XX y el desayuno es barato (2,20€) y enooooorme: Cola-Cao, mini churrito, mini croissant y dos tostadas de pan de hogaza.
Con la tripita llena, nos vamos a la catedral, a buscar a los machos y a escuchar misa. Llegamos justo cuando está empezando y nos quedamos de pie al lado de un pilar, donde apoyamos las mochilas mientras toda la plantilla de sacerdotes de la catedral nos da la bievenida a los que hemos llegado peregrinando. Allí están todos los que nos hemos encontrado a lo largo del viaje: las sevillanas maquilladas, el alemán que necesitaba de traductora, el vasco y su amigo alemán, dos extremeñas muy majas que conocimos en la cola del albergue de Arzúa... Es bonito reencontrarse con todo el mundo al final del camino ¿no? También estaban los scout italianos de la jarra de cubalibre, que cantaron para amenizar la misa.
Y tuvimos la gran suerte de que unos japoneses, que siempre viajan sobrados de pasta, pagaron el incienso para encender el botafumeiro. Por lo que me contaron, el precio está entre 200 y 300 euros ¿Esta gente dónde comprará el incienso? No sé, lo mismo si lo compran en cantidades más grandes les hacen precio. Y, ya que están, que eleven el botafumeiro un poco, que yo estaba sufriendo por la gente del altar mayor.
¿Y ahora qué hacemos? ¡Si está lloviendo a cántaros! Da igual, nos vamos de turismo por Santiago, que Ana y yo estamos desayunadas, tenemos energía y hemos pillado mapas de la ciudad. Venga, pues vamos pa'lante. Espera, ¿dónde se han metido los machos? Míralos, hablando con las sevillanitas maquilladas. Pues que les den. Ya nos encontrarán, que esto es pequeño.
En el proceso de ver cosas, Ana decide despedirse de sus zapatillas, que tan buen servicio le han hecho durante el viaje. Las dejamos en un contenedor de basuras, les decimos "adiós" (literalmente, porque se lo dijimos de verdad) y seguimos adelante. Hasta que se pone a llover aún más y nos tenemos que resguardar en la entrada de una zapatería. ¡Ana, deja de mirar el escaparate!
Los machos nos llaman, les preguntamos dónde están y les decimos que no se muevan, que ya vamos nosotras. Pues no nos han hecho ni puto caso, porque no están. Preguntamos al conductor de la parroquia (los que nos despertaron a las 5:00 en el polideportivo de Vilalba) y dice que él si los ha visto. Al final nos cruzamos búscandonos unos a otros y macho alfa nos da la noticia: se ha encontrado con el alemán (el que no necesita traductora) y le ha dicho que han quedado varios esa tarde para tomar algo.
Nos vamos al albergue, donde flipamos porque nos han dado sábanas de tela limpias ¡y hasta una toalla! Ya estaba hasta las narices de las fundas de almohada de celulosa que se rompen y de taparme con el saco. Eso sí, no le pediremos peras al olmo, que la sábana de Ana está llena de agujeros y a mí me han dado dos sábanas de arriba. Al menos no me han dado dos sábanas bajeras. Dejamos todos los trastos y volvemos al centro.
Son las cinco de la tarde y ya no nos van a dar de comer. Lo mejor será irse de tapas y cañitas. Ah, y no nos olvidemos de la ración de pulpo con la que Ana lleva dando la paliza desde que nos bajamos del autobús en Ribadeo. Después una vueltecita por la plaza del Obradoiro y... las maquilladas. Pues nada, nos acoplaremos al grupo con el que están. Uno nos regala peregrinos hechos con alambre (el mío se perdió, snif) y a cambio tenemos que dejarle un dibujo. "Laura sabe dibujar". Sí, y Ana es una bocazas, así que tendré que dibujar la catedral (las cosas se hacen bien o no se hacen).
En este momento no recuerdo muy bien qué pasó pero nos encontramos con el alemán que necesitaba traductora, se fue con una pareja de Austria, nos reencontramos con todo el sector germánico (estos tres y el otro alemán), recogimos al vasco en el hostal en el que se hospedaba y nos fuimos todos a tomar algo. Eso sí, sólo una, que los centroeuropeos se recogen prontito. Nos quedamos el grupo de la cena en Miraz, intercambiamos direcciones de e-mail y números de móvil y nos hicimos una foto de grupo.
Después de la foto reencontramos a la gabacha de la garrapata, que andaba de bares con otra chica. Por lo visto se estaban haciendo el París-Dakar (según cuenta la leyenda, es una calle en la que hay un webo de bares y si consigues recorrerla entera tomándote algo en todos te dan un premio). La gabacha había reservado en un hotel de 75€ la noche, porque estaba harta de albergues y se quería dar un homenaje. Por lo que nos contó el vasco, no tenía pasta suficiente para pagar la habitación y se puso a tocar la flauta en una plaza para reunir fondos.
Seguimos dirección a la plaza del Obradoiro, donde el alemán y el vasco huyeron de nosotros mientras nos hacíamos fotos estúpidas delante de la catedral y cantábamos con la tuna. Sí, dábamos bastante miedito pero también nos daba igual todo porque ya habíamos llegado al final. Cerramos la noche con un kebab y vuelta al albergue, que estaba un poquito a tomar por culo.
Qué quieres que te diga, pero yo no he desayunado y tengo hambre. Ana y yo nos vamos a desayunar y dejamos a los machos haciendo vete tú a saber qué antes de ir a la misa del peregrino. El bar donde desayunamos no podría estar más hecho a mi medida: se llama "A Conga", es un piano bar decorado al estilo principio del siglo XX y el desayuno es barato (2,20€) y enooooorme: Cola-Cao, mini churrito, mini croissant y dos tostadas de pan de hogaza.
Con la tripita llena, nos vamos a la catedral, a buscar a los machos y a escuchar misa. Llegamos justo cuando está empezando y nos quedamos de pie al lado de un pilar, donde apoyamos las mochilas mientras toda la plantilla de sacerdotes de la catedral nos da la bievenida a los que hemos llegado peregrinando. Allí están todos los que nos hemos encontrado a lo largo del viaje: las sevillanas maquilladas, el alemán que necesitaba de traductora, el vasco y su amigo alemán, dos extremeñas muy majas que conocimos en la cola del albergue de Arzúa... Es bonito reencontrarse con todo el mundo al final del camino ¿no? También estaban los scout italianos de la jarra de cubalibre, que cantaron para amenizar la misa.
Y tuvimos la gran suerte de que unos japoneses, que siempre viajan sobrados de pasta, pagaron el incienso para encender el botafumeiro. Por lo que me contaron, el precio está entre 200 y 300 euros ¿Esta gente dónde comprará el incienso? No sé, lo mismo si lo compran en cantidades más grandes les hacen precio. Y, ya que están, que eleven el botafumeiro un poco, que yo estaba sufriendo por la gente del altar mayor.
¿Y ahora qué hacemos? ¡Si está lloviendo a cántaros! Da igual, nos vamos de turismo por Santiago, que Ana y yo estamos desayunadas, tenemos energía y hemos pillado mapas de la ciudad. Venga, pues vamos pa'lante. Espera, ¿dónde se han metido los machos? Míralos, hablando con las sevillanitas maquilladas. Pues que les den. Ya nos encontrarán, que esto es pequeño.
En el proceso de ver cosas, Ana decide despedirse de sus zapatillas, que tan buen servicio le han hecho durante el viaje. Las dejamos en un contenedor de basuras, les decimos "adiós" (literalmente, porque se lo dijimos de verdad) y seguimos adelante. Hasta que se pone a llover aún más y nos tenemos que resguardar en la entrada de una zapatería. ¡Ana, deja de mirar el escaparate!
Los machos nos llaman, les preguntamos dónde están y les decimos que no se muevan, que ya vamos nosotras. Pues no nos han hecho ni puto caso, porque no están. Preguntamos al conductor de la parroquia (los que nos despertaron a las 5:00 en el polideportivo de Vilalba) y dice que él si los ha visto. Al final nos cruzamos búscandonos unos a otros y macho alfa nos da la noticia: se ha encontrado con el alemán (el que no necesita traductora) y le ha dicho que han quedado varios esa tarde para tomar algo.
Nos vamos al albergue, donde flipamos porque nos han dado sábanas de tela limpias ¡y hasta una toalla! Ya estaba hasta las narices de las fundas de almohada de celulosa que se rompen y de taparme con el saco. Eso sí, no le pediremos peras al olmo, que la sábana de Ana está llena de agujeros y a mí me han dado dos sábanas de arriba. Al menos no me han dado dos sábanas bajeras. Dejamos todos los trastos y volvemos al centro.
Son las cinco de la tarde y ya no nos van a dar de comer. Lo mejor será irse de tapas y cañitas. Ah, y no nos olvidemos de la ración de pulpo con la que Ana lleva dando la paliza desde que nos bajamos del autobús en Ribadeo. Después una vueltecita por la plaza del Obradoiro y... las maquilladas. Pues nada, nos acoplaremos al grupo con el que están. Uno nos regala peregrinos hechos con alambre (el mío se perdió, snif) y a cambio tenemos que dejarle un dibujo. "Laura sabe dibujar". Sí, y Ana es una bocazas, así que tendré que dibujar la catedral (las cosas se hacen bien o no se hacen).
En este momento no recuerdo muy bien qué pasó pero nos encontramos con el alemán que necesitaba traductora, se fue con una pareja de Austria, nos reencontramos con todo el sector germánico (estos tres y el otro alemán), recogimos al vasco en el hostal en el que se hospedaba y nos fuimos todos a tomar algo. Eso sí, sólo una, que los centroeuropeos se recogen prontito. Nos quedamos el grupo de la cena en Miraz, intercambiamos direcciones de e-mail y números de móvil y nos hicimos una foto de grupo.
Después de la foto reencontramos a la gabacha de la garrapata, que andaba de bares con otra chica. Por lo visto se estaban haciendo el París-Dakar (según cuenta la leyenda, es una calle en la que hay un webo de bares y si consigues recorrerla entera tomándote algo en todos te dan un premio). La gabacha había reservado en un hotel de 75€ la noche, porque estaba harta de albergues y se quería dar un homenaje. Por lo que nos contó el vasco, no tenía pasta suficiente para pagar la habitación y se puso a tocar la flauta en una plaza para reunir fondos.
Seguimos dirección a la plaza del Obradoiro, donde el alemán y el vasco huyeron de nosotros mientras nos hacíamos fotos estúpidas delante de la catedral y cantábamos con la tuna. Sí, dábamos bastante miedito pero también nos daba igual todo porque ya habíamos llegado al final. Cerramos la noche con un kebab y vuelta al albergue, que estaba un poquito a tomar por culo.
jueves, 13 de agosto de 2009
Santiago de Compostela (vol. I)
Ya para lo que queda, ni lo consideramos etapa ni nos molestamos en madrugar. Después de todo lo que hemos pasado, es tontería. Esta vez, los obstáculos los pone el clima: amenaza firme y efectiva de lluvia. El suelo está mojado y el ambiente húmedo pero, en principio, no hay que sacar el chubasquero.
Para los que tenéis carnet de conducir y aún os acordáis de las tonterías que preguntan en el teórico: ¿recordáis aquello del "aquaplanning"? Pues es lo que hice nada más salir del albergue. Macho alfa también, con la diferencia de que él consiguió mantener la verticalidad. Yo aún conservo un bonito rasponazo en el lateral del muslo izquierdo, recuerdo del Monte do Gozo.
La plaza del Obradoiro nos recibe con lluvia y un coro rociero cantándole al apóstol. Levantamos la vista y ahí está: la catedral. Fin del camino, lo hemos logrado. Ahora, sólo tenemos que ir a la oficina del peregrino a recoger las compostelas y a que nos pongan el último sello en las credenciales. Y a esperar cola, porque hay mogollón de gente. Ana empieza a reírse cuando lee en un panfleto que al final del camino alfa se convierte en omega y omega en alfa. Pero nuestros machos no parecen haberse permutado.
Cuando por fin me toca, y después de haber soltado el donativo, tengo que registrame: nombre y apellidos, edad, dónde vivo, dónde he empezado el camino y motivos de la peregrinación. El último punto es interesante. Tengo tres opciones: religiosos, religiosos y otros, no religiosos. ¿Qué necesidad tengo yo de mentirle a esta señora, que no me conoce de nada? Hale, pues no religiosos.
- ¿Los motivos de tu viaje son no espirituales?
- Bueno, mi motivación principal no ha sido la religiosa
- Vale
Y me dan un papel con mi nombre abajo, una estampita del apóstol con una oración por detrás y un "gracias por venir". Les ha faltado la palmadita en la espalda.
Salgo de allí y veo que las compostelas del resto de mi grupo son distintas. Aquí hay algo que falla...
L - Hala, la mía es diferente
Alfa - ¿Qué les has dicho?
L - Lo que me han preguntado
Alfa - ¿Les has dicho que vienes por motivos religiosos?
[ups...]
Me da lo mismo. Si ahora mismo se terminara el mundo, muriéramos todos y tuvieran que juzgar nuestras almas, yo iría por delante de los que mintieron para conseguir la compostela. Al menos me iré de allí con la conciencia limpia.
Para los que tenéis carnet de conducir y aún os acordáis de las tonterías que preguntan en el teórico: ¿recordáis aquello del "aquaplanning"? Pues es lo que hice nada más salir del albergue. Macho alfa también, con la diferencia de que él consiguió mantener la verticalidad. Yo aún conservo un bonito rasponazo en el lateral del muslo izquierdo, recuerdo del Monte do Gozo.
La plaza del Obradoiro nos recibe con lluvia y un coro rociero cantándole al apóstol. Levantamos la vista y ahí está: la catedral. Fin del camino, lo hemos logrado. Ahora, sólo tenemos que ir a la oficina del peregrino a recoger las compostelas y a que nos pongan el último sello en las credenciales. Y a esperar cola, porque hay mogollón de gente. Ana empieza a reírse cuando lee en un panfleto que al final del camino alfa se convierte en omega y omega en alfa. Pero nuestros machos no parecen haberse permutado.
Cuando por fin me toca, y después de haber soltado el donativo, tengo que registrame: nombre y apellidos, edad, dónde vivo, dónde he empezado el camino y motivos de la peregrinación. El último punto es interesante. Tengo tres opciones: religiosos, religiosos y otros, no religiosos. ¿Qué necesidad tengo yo de mentirle a esta señora, que no me conoce de nada? Hale, pues no religiosos.
- ¿Los motivos de tu viaje son no espirituales?
- Bueno, mi motivación principal no ha sido la religiosa
- Vale
Y me dan un papel con mi nombre abajo, una estampita del apóstol con una oración por detrás y un "gracias por venir". Les ha faltado la palmadita en la espalda.
Salgo de allí y veo que las compostelas del resto de mi grupo son distintas. Aquí hay algo que falla...
L - Hala, la mía es diferente
Alfa - ¿Qué les has dicho?
L - Lo que me han preguntado
Alfa - ¿Les has dicho que vienes por motivos religiosos?
[ups...]
Me da lo mismo. Si ahora mismo se terminara el mundo, muriéramos todos y tuvieran que juzgar nuestras almas, yo iría por delante de los que mintieron para conseguir la compostela. Al menos me iré de allí con la conciencia limpia.
miércoles, 12 de agosto de 2009
Camino del Norte: día 7
Los del albergue de Arzúa están tarados. ¿Para qué madrugan tanto? Nuestro despertador estaba puesto a las 6:00 y, antes de que sonara, ya oímos a la gente levantarse. Y no, no era un error humano programando el despertador, es que aún no eran las 6:00. Según macho alfa y macho omega, en su habitación empezaron a levantarse a las 4:00. Pues que les sea leve, porque hay muchísima niebla y no van a ver las flechas amarillas. Pasamos de la gente y salimos de allí a las 6:50, los últimos del albergue.
La etapa de hoy amenaza con ser 'Miraz 2: el retorno'. Tenemos la misma cantidad de kilómetros y todo el mundo dice que la subida al Monte do Gozo/Monte del Destino es dura, menos las fuentes de macho alfa, que lo califican como "un repechillo". Metemos el turbo y vamos adelantando peregrinos del Camino Francés, precisamente los que dicen que la etapa es dura. Pues si eso es duro que no se metan por el Camino del Norte, porque el Monte do Gozo a mí no me pareció tan grave como me contaron. Lo que sí es cierto es que llegué harta de todo (cosa normal después de 7 horas) y tiré la mochila con todas mis ganas nada más llegar.
Antes de subir, nos cruzamos con uno de los chicos asturianos que doblaron etapa en Sobrado, que venía en sentido contrario al camino. ¿Éste no estaba en Santiago? ¿Qué hace andando a contracorriente? Resulta que había hecho una promesa y volvía a su pueblo a pie, esta vez por el Camino Primitivo. "Mi hermano ha cogido un autobús". Normal, yo también lo haría.
El nuevo albergue era inmenso. Tenía 30 módulos con 22 habitaciones cada uno. Las demás no sé de cuántas personas serían pero en nuestra habitación había ocho camas (nosotros cuatro, dos inglesitos asociales que olían a pies y dos camas vacías). Echad cuentas, porque eso es mucha gente. Y, entre toda esa gente, había dos grupos de scouts, concretamente italianos y de Cádiz. Para colmo, los alojaron en nuestro pabellón. Estos nos van a dar la noche, verás tú...
También nos reencontramos con dos chicos vascos a los que habíamos visto por primera vez en Miraz. Van sobrados, porque hicieron la etapa en dos horas menos que nosotros. Según nos dijo uno de ellos, salieron el día 30 de su pueblo, al lado de San Sebastián, y cruzaron dos montañas para coger el Camino del Norte. Y lo cuenta tan tranquilo como el que baja a comprar el pan. Ya de paso, descubrimos por qué uno de ellos estaba liado con una alemana y el otro no, a pesar de que la alemana hacía el camino con una amiga. Teníamos varias posibilidades: a) la alemana pasa de él, b) la alemana tiene novio o c) él no habla inglés. Pues no, nos equivocábamos completamente: el chaval tiene novia (y, por lo que nos contó, la echaba muchísimo de menos). Bueno, lo de que no hablaba inglés no deja de ser mentira.
La noche en el Monte del Destino fue muy entretenida. Después de la cena, nos juntamos con un grupo de estudiantes gallegos y dos sevillanas que hacían el camino de Santiago perfectamente peinadas y maquilladas. Ana y yo creemos que las chicas se arrimaron a nosotros por macho alfa, cosa que él siempre negará. Por allí pululaban los scouts italianos, con una jarra de cubalibre, y los de Cádiz, cantando a grito pelado. A pesar de todo, conseguimos dormir, para nuestra desgracia, porque aprovecharon para echarnos espuma de afeitar por la ventana del dormitorio.
Para mí ésta fue la última etapa del Camino del Norte. Ya sólo teníamos que bajar el Monte do Gozo para llegar a Santiago de Compostela. No es más que un mero trámite, lo difícil ya está hecho.
La etapa de hoy amenaza con ser 'Miraz 2: el retorno'. Tenemos la misma cantidad de kilómetros y todo el mundo dice que la subida al Monte do Gozo/Monte del Destino es dura, menos las fuentes de macho alfa, que lo califican como "un repechillo". Metemos el turbo y vamos adelantando peregrinos del Camino Francés, precisamente los que dicen que la etapa es dura. Pues si eso es duro que no se metan por el Camino del Norte, porque el Monte do Gozo a mí no me pareció tan grave como me contaron. Lo que sí es cierto es que llegué harta de todo (cosa normal después de 7 horas) y tiré la mochila con todas mis ganas nada más llegar.
Antes de subir, nos cruzamos con uno de los chicos asturianos que doblaron etapa en Sobrado, que venía en sentido contrario al camino. ¿Éste no estaba en Santiago? ¿Qué hace andando a contracorriente? Resulta que había hecho una promesa y volvía a su pueblo a pie, esta vez por el Camino Primitivo. "Mi hermano ha cogido un autobús". Normal, yo también lo haría.
El nuevo albergue era inmenso. Tenía 30 módulos con 22 habitaciones cada uno. Las demás no sé de cuántas personas serían pero en nuestra habitación había ocho camas (nosotros cuatro, dos inglesitos asociales que olían a pies y dos camas vacías). Echad cuentas, porque eso es mucha gente. Y, entre toda esa gente, había dos grupos de scouts, concretamente italianos y de Cádiz. Para colmo, los alojaron en nuestro pabellón. Estos nos van a dar la noche, verás tú...
También nos reencontramos con dos chicos vascos a los que habíamos visto por primera vez en Miraz. Van sobrados, porque hicieron la etapa en dos horas menos que nosotros. Según nos dijo uno de ellos, salieron el día 30 de su pueblo, al lado de San Sebastián, y cruzaron dos montañas para coger el Camino del Norte. Y lo cuenta tan tranquilo como el que baja a comprar el pan. Ya de paso, descubrimos por qué uno de ellos estaba liado con una alemana y el otro no, a pesar de que la alemana hacía el camino con una amiga. Teníamos varias posibilidades: a) la alemana pasa de él, b) la alemana tiene novio o c) él no habla inglés. Pues no, nos equivocábamos completamente: el chaval tiene novia (y, por lo que nos contó, la echaba muchísimo de menos). Bueno, lo de que no hablaba inglés no deja de ser mentira.
La noche en el Monte del Destino fue muy entretenida. Después de la cena, nos juntamos con un grupo de estudiantes gallegos y dos sevillanas que hacían el camino de Santiago perfectamente peinadas y maquilladas. Ana y yo creemos que las chicas se arrimaron a nosotros por macho alfa, cosa que él siempre negará. Por allí pululaban los scouts italianos, con una jarra de cubalibre, y los de Cádiz, cantando a grito pelado. A pesar de todo, conseguimos dormir, para nuestra desgracia, porque aprovecharon para echarnos espuma de afeitar por la ventana del dormitorio.
Para mí ésta fue la última etapa del Camino del Norte. Ya sólo teníamos que bajar el Monte do Gozo para llegar a Santiago de Compostela. No es más que un mero trámite, lo difícil ya está hecho.
martes, 11 de agosto de 2009
Camino del Norte: día 6
Salimos de Sobrado dos Monxes con la intención de llegar al menos hasta Arzúa. Si la cosa va bien, podemos continuar 15 kilómetros más hasta Santa Irene para restarle kilómetros a la última etapa, que nos llevará al Monte do Gozo, nuestro particular Monte del Destino. Lástima no llevar un anillo para destruir, hubiera quedado muy épico.
Salgo de Sobrado medio dormida y con zapatillas nuevas. Ya me he encargado de ablandarlas andando los últimos kilómetros de las dos etapas anteriores y paseando por Sobrado dos Monxes. Aún así, no son tan cómodas como las zapatillas que he tirado y me hago una rozadura en cada planta, las únicas marcas que quedan en mis pies de todo el camino. Puedo darme con un canto en los dientes porque no llegaron a salirme ampollas.
La etapa es bastante normalita. Nos encontramos con la gabacha de la garrapata, que no parece afectada por el incidente del día anterior. Supongo que se iría revolcando por los prados, porque nosotros no encontramos ninguna garrapata en todos los kilómetros que hicimos. Y eso que hicimos kilómetros de más, porque leímos tarde que se podía coger un enlace con el Camino Francés que te quitaba 10km hasta Santa Irene sin pasar por Arzúa.
Mi tobillo sigue tocado y va empeorando según nos acercamos a Arzúa. Lo mismo tiene algo que ver con que Ana y yo fuéramos saltando por los caminos de cabras al ritmo de Viva Colonia, homólogo alemán de Asturias patria querida. Para alguien que ha tenido varios esguinces en ese mismo pie, el dolor no puede ser una buena señal. El resto del camino lo pasé con más rabia que cansancio. No me hacía ninguna gracia lesionarme a 40km de Santiago de Compostela. Por si fuera poco, macho omega se ha enfadado con Ana y ha decidido acelerar. Pues yo no pienso seguirlo, ya nos reencontraremos con él en Arzúa.
Entramos en un pueblo que no está señalizado y nos encontramos con el alemán y el vasco, con el que tengo una conversación muy amena sobre tobilleras. La suya mola más, porque sujeta mejor el pie. También es verdad que su tobillo está mucho peor que el mío y el día anterior ya ocupaba el doble. Seguimos andando y le preguntamos a una chica cuánto queda para Arzúa. "Ya estáis en Arzúa". Gracias, maja ¿y cómo llegamos al albergue municipal?
En esta etapa tenemos 46 plazas y muchos más peregrinos, porque nos juntamos con el Camino Francés (el que hace todo el mundo), el Camino Primitivo (uno que va por Asturias) y la Ruta de la Plata (que llega desde el sur, por Andalucía, Extremadura y Castilla y León). Nos ponemos a la cola por si cuela aunque, según nuestros cálculos, vamos a ir muy justitos. Tenemos suerte y pillamos 4 de las 5 últimas camas.
El resto del día se resumió en visitar el centro de salud para que me dijeran que tenía una sobrecarga muscular y me recetaran drogas (sí, qué pasa, he hecho el Camino de Santiago dopada), regalarle 1€ a la secadora del albergue (que ni secaba ni nada) y hablar con un peregrino del Camino Primitivo que nos echó la bronca por elegir el Camino del Norte en nuestro primer Camino de Santiago. Ya habíamos oído que era más duro pero nadie nos había abroncado aún.
Con las recetas del médico, el gasto en mis pies aumenta otros 4€. Si no me equivoco, ya van 49,75€. Y yo voy necesitando un cajero, porque veo que voy a llegar al Monte del Destino sin un duro. Tampoco me voy a poner a buscar un cajero en Arzúa, mejor me bajo al bar a tomar algo con Ana hasta la hora de la cena, que vengan los machos alfa y omega. Ya que estamos, cenamos ahí, que nos sale muy rentable porque la camarera se ha olvidado de todas las consumiciones de la tarde.
Volvemos al albergue a dormir. Como nos registramos los últimos, estamos dos en cada habitación. La que nos ha tocado a Ana y a mí es más cool, porque tiene una terracita con sofás. Sólo tiene una pega: una señora mayor que ronca como un león marino. Era incluso peor que el roncador de Sobrado dos Monxes, que ya es decir. Menos mal que fue madrugadora y antes de las 4:00 ya estaba levantada.
Salgo de Sobrado medio dormida y con zapatillas nuevas. Ya me he encargado de ablandarlas andando los últimos kilómetros de las dos etapas anteriores y paseando por Sobrado dos Monxes. Aún así, no son tan cómodas como las zapatillas que he tirado y me hago una rozadura en cada planta, las únicas marcas que quedan en mis pies de todo el camino. Puedo darme con un canto en los dientes porque no llegaron a salirme ampollas.
La etapa es bastante normalita. Nos encontramos con la gabacha de la garrapata, que no parece afectada por el incidente del día anterior. Supongo que se iría revolcando por los prados, porque nosotros no encontramos ninguna garrapata en todos los kilómetros que hicimos. Y eso que hicimos kilómetros de más, porque leímos tarde que se podía coger un enlace con el Camino Francés que te quitaba 10km hasta Santa Irene sin pasar por Arzúa.
Mi tobillo sigue tocado y va empeorando según nos acercamos a Arzúa. Lo mismo tiene algo que ver con que Ana y yo fuéramos saltando por los caminos de cabras al ritmo de Viva Colonia, homólogo alemán de Asturias patria querida. Para alguien que ha tenido varios esguinces en ese mismo pie, el dolor no puede ser una buena señal. El resto del camino lo pasé con más rabia que cansancio. No me hacía ninguna gracia lesionarme a 40km de Santiago de Compostela. Por si fuera poco, macho omega se ha enfadado con Ana y ha decidido acelerar. Pues yo no pienso seguirlo, ya nos reencontraremos con él en Arzúa.
Entramos en un pueblo que no está señalizado y nos encontramos con el alemán y el vasco, con el que tengo una conversación muy amena sobre tobilleras. La suya mola más, porque sujeta mejor el pie. También es verdad que su tobillo está mucho peor que el mío y el día anterior ya ocupaba el doble. Seguimos andando y le preguntamos a una chica cuánto queda para Arzúa. "Ya estáis en Arzúa". Gracias, maja ¿y cómo llegamos al albergue municipal?
En esta etapa tenemos 46 plazas y muchos más peregrinos, porque nos juntamos con el Camino Francés (el que hace todo el mundo), el Camino Primitivo (uno que va por Asturias) y la Ruta de la Plata (que llega desde el sur, por Andalucía, Extremadura y Castilla y León). Nos ponemos a la cola por si cuela aunque, según nuestros cálculos, vamos a ir muy justitos. Tenemos suerte y pillamos 4 de las 5 últimas camas.
El resto del día se resumió en visitar el centro de salud para que me dijeran que tenía una sobrecarga muscular y me recetaran drogas (sí, qué pasa, he hecho el Camino de Santiago dopada), regalarle 1€ a la secadora del albergue (que ni secaba ni nada) y hablar con un peregrino del Camino Primitivo que nos echó la bronca por elegir el Camino del Norte en nuestro primer Camino de Santiago. Ya habíamos oído que era más duro pero nadie nos había abroncado aún.
Con las recetas del médico, el gasto en mis pies aumenta otros 4€. Si no me equivoco, ya van 49,75€. Y yo voy necesitando un cajero, porque veo que voy a llegar al Monte del Destino sin un duro. Tampoco me voy a poner a buscar un cajero en Arzúa, mejor me bajo al bar a tomar algo con Ana hasta la hora de la cena, que vengan los machos alfa y omega. Ya que estamos, cenamos ahí, que nos sale muy rentable porque la camarera se ha olvidado de todas las consumiciones de la tarde.
Volvemos al albergue a dormir. Como nos registramos los últimos, estamos dos en cada habitación. La que nos ha tocado a Ana y a mí es más cool, porque tiene una terracita con sofás. Sólo tiene una pega: una señora mayor que ronca como un león marino. Era incluso peor que el roncador de Sobrado dos Monxes, que ya es decir. Menos mal que fue madrugadora y antes de las 4:00 ya estaba levantada.
lunes, 10 de agosto de 2009
Camino del Norte: día 5
Ya estamos en la segunda peli. Nuestro objetivo son las dos torres del monasterio de Santa María de Sobrado, en Sobrado dos Monxes. El principio de la etapa promete: camino, bosques de pinos y brezos... pero, como dice la guía, "de nuevo nos encontraremos con el tedioso asfalto". Y tan tedioso, que después de los 3km de N-VI de la etapa anterior estamos pidiendo caminos de cabras a gritos. Dejamos la provincia de Lugo por carretera, cómo no, y entramos en La Coruña. Después de pasar varios pueblos y perder los puntos kilométricos de vista (se conoce que se les iban terminando los monolitos), volvemos otra vez a la naturaleza. Menos mal, que yo para andar por asfalto me quedo en casa.
Todo vuelve a ser verde, bonito y relajante. Ya vemos las dos torres y la laguna que hay al principio del pueblo. Tenemos que dar gracias a que los de la guía no indicaran como en la etapa anterior (de seguido = una hora), porque la laguna sí que está de verdad a la entrada del pueblo.
El albergue de esta etapa es un monasterio muy bonito de la orden del Cister. Le mando una foto a mi padre para darle envidia y él, no contento con eso, me pide fotos de los monjes. Según entramos en el monasterio, nos encontramos a dos asturianos que vimos por primera vez en Vilalba (el albergue que se inundó). Aquel día decidieron doblar etapa hasta Arzúa para llegar al día siguiente a Santiago de Compostela. Pues nada, chavales, mucho ánimo.
Pero lo entretenido de esta etapa ocurrió en el albergue y el pueblo. Primero, durante la comida, cuando macho alfa casi consigue que macho omega reviente. El pobre chaval se picó porque alfa y yo comíamos más que él. Mientras tanto, entablamos conversación con el conductor del autobús y el cocinero del grupo de la parroquia. Por lo visto, los chavales estaban haciendo la etapa de 40km y se tiraron por lo menos 10 horas andando. A los más pequeños no les dejaron caminar la etapa completa y estaban aburridos por el albergue, esperando a que llegara el resto. Aparecieron sobre las 5 de la tarde, la mitad de ellos con los pies llenos de ampollas.
Después de comer, me despedí definitivamente de mis deportivas. El monasterio (que visitamos como turistas) me pareció un lugar bonito para jubilarlas, que se lo han ganado. En la primera papelera que vi, las tiré. También aumenté 4€ más el gasto en mis pies con una tobillera, por lo que la cuenta asciende a 45,75€. Le conté todo a mi padre, que seguía empeñado en que quería fotos de los monjes, cómo si nunca hubiera visto un cisterciense.
Cuando consigo cortar la comunicación con mi progenitor, veo que macho alfa y macho omega están hablando con un chico muy alto, muy guapo y muy centroeuropeo. También veo que no se entienden, por lo que decido intervenir. Anita me pilla cuando le estoy explicando al chaval dónde he aprendido alemán y que he vivido un tiempo en tierras germanas e intenta comunicarse pero se traba y quedo bien delante del chico alto. Ella se justifica diciendo "te lo dejo a ti". Ya me contarás para qué quiero yo un alemán.
Aquella noche cenamos con el vasco de capítulos anteriores y dos chicas de Valladolid. Una de ellas era médico y otra ingeniero industrial. La médico se tuvo que marchar cuando la llamaron con una urgencia: a la gabacha de la trenza la había picado una garrapata. Desde este momento, deja de ser "la gabacha de la trenza" para convertirse en "la gabacha de la garrapata". Se le quedaron clavadas las pinzas del bicho, por lo que le daría fiebre al día siguiente, aunque yo la vi igual que siempre.
A la hora de dormir, Anita y yo nos ganamos una bronca en inglés de una señora holandesa. Nos dijo algo así como "dejad de hablar en vuestro idioma". Me dieron ganas de contestarle "vale, pues hablamos en alemán, ¿le parece mejor?". Había gente que molestaba mucho más, como un señor que roncaba como una morsa o unos que llegaron de cañas a las 2 la madrugada y despertaron a todo el mundo. Yo sólo tenía un tobillo tocado, aunque no hundido, y necesitaba ayuda y crema relajante.
Aunque dos noches antes dormimos en el suelo de un polideportivo, ésta fue sin duda la peor de todas. A mi litera le faltaban una tabla y la barra que atraviesa todo el somier de arriba a abajo. Me pusiera como me pusiera, el agujero pillaba a la altura del culo. Para colmo, me tocó la cama de arriba, lo que me daba una probabilidad muy alta de amanecer encima de Anita. Finalmente, opté por dormir en diagonal pero aún así fue un número y mi amiga pasó la noche acojonada.
Todo vuelve a ser verde, bonito y relajante. Ya vemos las dos torres y la laguna que hay al principio del pueblo. Tenemos que dar gracias a que los de la guía no indicaran como en la etapa anterior (de seguido = una hora), porque la laguna sí que está de verdad a la entrada del pueblo.
El albergue de esta etapa es un monasterio muy bonito de la orden del Cister. Le mando una foto a mi padre para darle envidia y él, no contento con eso, me pide fotos de los monjes. Según entramos en el monasterio, nos encontramos a dos asturianos que vimos por primera vez en Vilalba (el albergue que se inundó). Aquel día decidieron doblar etapa hasta Arzúa para llegar al día siguiente a Santiago de Compostela. Pues nada, chavales, mucho ánimo.
Pero lo entretenido de esta etapa ocurrió en el albergue y el pueblo. Primero, durante la comida, cuando macho alfa casi consigue que macho omega reviente. El pobre chaval se picó porque alfa y yo comíamos más que él. Mientras tanto, entablamos conversación con el conductor del autobús y el cocinero del grupo de la parroquia. Por lo visto, los chavales estaban haciendo la etapa de 40km y se tiraron por lo menos 10 horas andando. A los más pequeños no les dejaron caminar la etapa completa y estaban aburridos por el albergue, esperando a que llegara el resto. Aparecieron sobre las 5 de la tarde, la mitad de ellos con los pies llenos de ampollas.
Después de comer, me despedí definitivamente de mis deportivas. El monasterio (que visitamos como turistas) me pareció un lugar bonito para jubilarlas, que se lo han ganado. En la primera papelera que vi, las tiré. También aumenté 4€ más el gasto en mis pies con una tobillera, por lo que la cuenta asciende a 45,75€. Le conté todo a mi padre, que seguía empeñado en que quería fotos de los monjes, cómo si nunca hubiera visto un cisterciense.
Cuando consigo cortar la comunicación con mi progenitor, veo que macho alfa y macho omega están hablando con un chico muy alto, muy guapo y muy centroeuropeo. También veo que no se entienden, por lo que decido intervenir. Anita me pilla cuando le estoy explicando al chaval dónde he aprendido alemán y que he vivido un tiempo en tierras germanas e intenta comunicarse pero se traba y quedo bien delante del chico alto. Ella se justifica diciendo "te lo dejo a ti". Ya me contarás para qué quiero yo un alemán.
Aquella noche cenamos con el vasco de capítulos anteriores y dos chicas de Valladolid. Una de ellas era médico y otra ingeniero industrial. La médico se tuvo que marchar cuando la llamaron con una urgencia: a la gabacha de la trenza la había picado una garrapata. Desde este momento, deja de ser "la gabacha de la trenza" para convertirse en "la gabacha de la garrapata". Se le quedaron clavadas las pinzas del bicho, por lo que le daría fiebre al día siguiente, aunque yo la vi igual que siempre.
A la hora de dormir, Anita y yo nos ganamos una bronca en inglés de una señora holandesa. Nos dijo algo así como "dejad de hablar en vuestro idioma". Me dieron ganas de contestarle "vale, pues hablamos en alemán, ¿le parece mejor?". Había gente que molestaba mucho más, como un señor que roncaba como una morsa o unos que llegaron de cañas a las 2 la madrugada y despertaron a todo el mundo. Yo sólo tenía un tobillo tocado, aunque no hundido, y necesitaba ayuda y crema relajante.
Aunque dos noches antes dormimos en el suelo de un polideportivo, ésta fue sin duda la peor de todas. A mi litera le faltaban una tabla y la barra que atraviesa todo el somier de arriba a abajo. Me pusiera como me pusiera, el agujero pillaba a la altura del culo. Para colmo, me tocó la cama de arriba, lo que me daba una probabilidad muy alta de amanecer encima de Anita. Finalmente, opté por dormir en diagonal pero aún así fue un número y mi amiga pasó la noche acojonada.
viernes, 7 de agosto de 2009
Camino del Norte: día 4
En el planning de la ruta hay algo que no cuadra: hay una etapa de 20 kilómetros y otra de 40. Esto hay que reconfigurarlo como sea, que 40 kilómetros es una burrada. Miramos dónde están los albergues y al final lo dejamos en 35-25. Bueno, tampoco es que ganemos mucho, menos mal que hemos salido pronto del polideportivo.
En teoría, la etapa era Vilalba-Baamonde pero la alargamos hasta Miraz. Anita decide aprovechar la etapa larga para hacer jornada de reflexión y va tirando del grupo a una velocidad acojonante hasta Baamonde, donde llegamos a las 11:00. Ya que estábamos allí, hicimos una parada técnica para reponer energías antes de continuar hasta Miraz.
Hasta aquí, la etapa era sencillita y más o menos cómoda. Lo siguiente que encontramos fue un rompepiernas: tres kilómetros por asfalto. Y no por asfalto de ése que tiene gravilla, qué va: fueron tres interminables kilómetros por la N-VI. Nadie me cree cuando cuento esta parte de la etapa pero es cierto: el Camino del Norte comparte 3 km con la N-VI. En este punto rebauticé al itinerario como "Camino de la Red de Carreteras del Estado", un nombre mucho más apropiado para este tramo que "Camino del Norte".
El resto de la etapa se resume en más asfalto (estupendo para las rodillas) y cagarse en las indicaciones que daba la guía. El que la escribió no debió de entender muy bien la expresión "de seguido", que en la realidad equivalía a una hora andando.
A eso de las 3, llegamos a Miraz. Macho beta llegó asfixiado y el resto, simplemente hasta las pelotas. El albergue no era oficial, sino que estaba regentado por unos frailes británicos muy salados, de algo llamado 'Confraternity of St. James' con sede en Londres. En el pueblo no había supermercado, así que le compramos la comida a la señora del bar y la cena a los frailes.
Lo mejor del albergue era el jardín trasero. Por allí estaban tres frailes, que describiré como unos señores de pelo blanco con bermudas, camiseta de manga corta, gafas de sol y ganas de conversación. Aparte de practicar inglés con los hermanos de St. James, pasé un rato largo hablando con una chica alemana que hacía el camino sola. Allí también nos reencontramos con el chico del norte (que resultó ser vasco y no cántabro, como pensamos en un principio) y su amigo alemán. Nuestras nuevas amistades cenaron con nosotros, no sin antes pasar por una tertulia en el jardín trasero del albergue.
A pesar del sufrimiento de la segunda parte de la etapa, de que me tuve que duchar con agua fría porque se acabaron las pilas del calentador y del calor que hizo aquel día, la tarde fue de las más agradables que tuvimos durante el viaje.
En teoría, la etapa era Vilalba-Baamonde pero la alargamos hasta Miraz. Anita decide aprovechar la etapa larga para hacer jornada de reflexión y va tirando del grupo a una velocidad acojonante hasta Baamonde, donde llegamos a las 11:00. Ya que estábamos allí, hicimos una parada técnica para reponer energías antes de continuar hasta Miraz.
Hasta aquí, la etapa era sencillita y más o menos cómoda. Lo siguiente que encontramos fue un rompepiernas: tres kilómetros por asfalto. Y no por asfalto de ése que tiene gravilla, qué va: fueron tres interminables kilómetros por la N-VI. Nadie me cree cuando cuento esta parte de la etapa pero es cierto: el Camino del Norte comparte 3 km con la N-VI. En este punto rebauticé al itinerario como "Camino de la Red de Carreteras del Estado", un nombre mucho más apropiado para este tramo que "Camino del Norte".
El resto de la etapa se resume en más asfalto (estupendo para las rodillas) y cagarse en las indicaciones que daba la guía. El que la escribió no debió de entender muy bien la expresión "de seguido", que en la realidad equivalía a una hora andando.
A eso de las 3, llegamos a Miraz. Macho beta llegó asfixiado y el resto, simplemente hasta las pelotas. El albergue no era oficial, sino que estaba regentado por unos frailes británicos muy salados, de algo llamado 'Confraternity of St. James' con sede en Londres. En el pueblo no había supermercado, así que le compramos la comida a la señora del bar y la cena a los frailes.
Lo mejor del albergue era el jardín trasero. Por allí estaban tres frailes, que describiré como unos señores de pelo blanco con bermudas, camiseta de manga corta, gafas de sol y ganas de conversación. Aparte de practicar inglés con los hermanos de St. James, pasé un rato largo hablando con una chica alemana que hacía el camino sola. Allí también nos reencontramos con el chico del norte (que resultó ser vasco y no cántabro, como pensamos en un principio) y su amigo alemán. Nuestras nuevas amistades cenaron con nosotros, no sin antes pasar por una tertulia en el jardín trasero del albergue.
A pesar del sufrimiento de la segunda parte de la etapa, de que me tuve que duchar con agua fría porque se acabaron las pilas del calentador y del calor que hizo aquel día, la tarde fue de las más agradables que tuvimos durante el viaje.
jueves, 6 de agosto de 2009
Camino del Norte: día 3 (vol. II)
Anita y yo lavamos nuestra ropa y subimos a echarnos la siesta, mientras los responsables del albergue secaban el estropicio. Ella ya estaba metida en su saco y yo acababa de ponerme el pijama y estaba con un pie en la escalerilla de la litera, cuando llegó una señora del albergue.
- Os tenéis que marchar al polideportivo del pueblo porque vamos a cortar el agua
- ¿No nos podemos quedar?
- Es que no vais a poder ducharos
- ¿Y si ya nos hemos duchado?
- Da igual, os tenéis que ir
Hago de intérprete con dos señoras mayores alemanas que había por allí. Macho alfa viene a pedirme que se lo explique también al alemán que venía con el chico del norte. "Luego no te quejes, encima que te busco alemanes para que puedas hablar con ellos" fue la justificación que me dio. El alemán en cuestión no necesitaba intérprete, porque había trabajado durante un tiempo en Madrid, pero yo cumplí mi misión igualmente.
Indignados, nos cagamos en sus ancestros por obligarnos a bajar las dos plantas del albergue (¿qué mente retorcida lo diseñó?) y nos largamos de allí. Una parisina a la que apodamos "la gabacha de la trenza" se quejó de que esto sólo pasaba en España. ¿Qué pasa, que en París nunca se rompen las cañerías?
Después de perdernos un rato por Vilalba, con la inestimable ayuda de un jubilado que nos indicó por donde le pareció, llegamos al polideportivo. Según salimos a hacer la compra, vimos un bus del que bajaba una legión de adolescentes con la intención de hacer noche en ese mismo polideportivo. Apañados vamos, estos no nos van a dejar dormir.
Hicimos la compra, Anita nos llevó hacia lo que creía que era una panadería (pero luego no lo era). Gracias a este error vi la luz: deportivas rebajadas en el escaparate de una tienda de deportes. Ya tengo sustitutas. El gasto en mis pies aumenta 39€, por lo que la cuenta asciende a 41,75€.
Ya en el polideportivo, cenamos, descubrimos que los adolescentes venían con padres y pertenecían a un grupo de una parroquia y macho beta pasa a ser macho omega por no recuerdo qué teoría que formulamos en aquel momento. Intentamos acostarnos pronto, pero los chavales tenían rezo hasta las 22:30. A las 05:00 nos despertaron, porque 30 personas levantándose a la vez hacen ruido aunque no quieran. Nos cagamos en todos sus ancestros pero no nos levantamos hasta que suenan nuestros despertadores.
- Os tenéis que marchar al polideportivo del pueblo porque vamos a cortar el agua
- ¿No nos podemos quedar?
- Es que no vais a poder ducharos
- ¿Y si ya nos hemos duchado?
- Da igual, os tenéis que ir
Hago de intérprete con dos señoras mayores alemanas que había por allí. Macho alfa viene a pedirme que se lo explique también al alemán que venía con el chico del norte. "Luego no te quejes, encima que te busco alemanes para que puedas hablar con ellos" fue la justificación que me dio. El alemán en cuestión no necesitaba intérprete, porque había trabajado durante un tiempo en Madrid, pero yo cumplí mi misión igualmente.
Indignados, nos cagamos en sus ancestros por obligarnos a bajar las dos plantas del albergue (¿qué mente retorcida lo diseñó?) y nos largamos de allí. Una parisina a la que apodamos "la gabacha de la trenza" se quejó de que esto sólo pasaba en España. ¿Qué pasa, que en París nunca se rompen las cañerías?
Después de perdernos un rato por Vilalba, con la inestimable ayuda de un jubilado que nos indicó por donde le pareció, llegamos al polideportivo. Según salimos a hacer la compra, vimos un bus del que bajaba una legión de adolescentes con la intención de hacer noche en ese mismo polideportivo. Apañados vamos, estos no nos van a dejar dormir.
Hicimos la compra, Anita nos llevó hacia lo que creía que era una panadería (pero luego no lo era). Gracias a este error vi la luz: deportivas rebajadas en el escaparate de una tienda de deportes. Ya tengo sustitutas. El gasto en mis pies aumenta 39€, por lo que la cuenta asciende a 41,75€.
Ya en el polideportivo, cenamos, descubrimos que los adolescentes venían con padres y pertenecían a un grupo de una parroquia y macho beta pasa a ser macho omega por no recuerdo qué teoría que formulamos en aquel momento. Intentamos acostarnos pronto, pero los chavales tenían rezo hasta las 22:30. A las 05:00 nos despertaron, porque 30 personas levantándose a la vez hacen ruido aunque no quieran. Nos cagamos en todos sus ancestros pero no nos levantamos hasta que suenan nuestros despertadores.
miércoles, 5 de agosto de 2009
Camino del Norte: día 3 (vol. I)
El día amanece húmedo en Gondán, tras una noche de lluvia. Estupendo, a ponerse las sandalias de goma sin calcetines. Afortundamente es laborable, así que podré comprar pegamento en el siguiente pueblo. El supermercado no abre hasta las 09:00, por lo que aprovechamos para desayunar. Aquí tampoco saben lo que es una tostada con tomate pero nos da lo mismo.
Ya no llevamos al estudiante de medicina. Iba muy pillado de tiempo, porque tenía que coger el avión de vuelta el viernes. Al ritmo que iba, le sobraban dos etapas, que tuvo que adelantar en autobús interurbano. Nosotros hubiéramos empalmado etapas de veinte, es que somos así de sobrados.
Compro superglue, pego la suela, la ato con gomas para asegurarla y andamos un rato por campo embarrado, mientras el pegamento hace efecto. Sí, ya sé que el superglue es de secado inmediato pero más vale no jugársela. Ya llevo gastados 2,75€ en mis pies y la cuenta irá subiendo según avancen las etapas.
En la siguiente parada técnica, me limpio los pies con toallitas húmedas y me calzo en condiciones. Ya podemos continuar. El superglue es mucho mejor de lo que yo pensaba, la verdad, y las zapatillas aguantan de sobra hasta Vilalba, final de etapa.
El albergue de Vilalba está en un polígono industrial, a 2km del pueblo. De nuevo, es un albergue moderno, limpio y cómodo. Sólo tenía una pega: la ducha de los chicos no estaba en muy buen estado. Nada más abrir la puerta, nos encontramos una máquina de sacar agua. Por suerte, cada servicio tenía dos wc, cuatro lavabos y cuatro duchas independientes con puerta. Macho alfa y beta aprovechan que no hay más mujeres para ducharse en el lavabo de señoras.
Mientras comíamos algo, vimos llegar a los peregrinos con los que compartiremos albergue el resto del camino y que ya tendrán su minuto de gloria más adelante. A Anita y a mí nos llamó la atención un chico del norte que caminaba con un alemán al que había conocido durante el trayecto. Mientras esperábamos a que nos sellaran las credenciales, vimos como brotaba una cascada de agua del techo, debajo de las duchas masculinas. Lo siguiente que oímos fue al chico del norte gritarle a su amigo alemán que cerrara el grifo pero ya era demasiado tarde.
Ya no llevamos al estudiante de medicina. Iba muy pillado de tiempo, porque tenía que coger el avión de vuelta el viernes. Al ritmo que iba, le sobraban dos etapas, que tuvo que adelantar en autobús interurbano. Nosotros hubiéramos empalmado etapas de veinte, es que somos así de sobrados.
Compro superglue, pego la suela, la ato con gomas para asegurarla y andamos un rato por campo embarrado, mientras el pegamento hace efecto. Sí, ya sé que el superglue es de secado inmediato pero más vale no jugársela. Ya llevo gastados 2,75€ en mis pies y la cuenta irá subiendo según avancen las etapas.
En la siguiente parada técnica, me limpio los pies con toallitas húmedas y me calzo en condiciones. Ya podemos continuar. El superglue es mucho mejor de lo que yo pensaba, la verdad, y las zapatillas aguantan de sobra hasta Vilalba, final de etapa.
El albergue de Vilalba está en un polígono industrial, a 2km del pueblo. De nuevo, es un albergue moderno, limpio y cómodo. Sólo tenía una pega: la ducha de los chicos no estaba en muy buen estado. Nada más abrir la puerta, nos encontramos una máquina de sacar agua. Por suerte, cada servicio tenía dos wc, cuatro lavabos y cuatro duchas independientes con puerta. Macho alfa y beta aprovechan que no hay más mujeres para ducharse en el lavabo de señoras.
Mientras comíamos algo, vimos llegar a los peregrinos con los que compartiremos albergue el resto del camino y que ya tendrán su minuto de gloria más adelante. A Anita y a mí nos llamó la atención un chico del norte que caminaba con un alemán al que había conocido durante el trayecto. Mientras esperábamos a que nos sellaran las credenciales, vimos como brotaba una cascada de agua del techo, debajo de las duchas masculinas. Lo siguiente que oímos fue al chico del norte gritarle a su amigo alemán que cerrara el grifo pero ya era demasiado tarde.
martes, 4 de agosto de 2009
Camino del Norte: día 2
En teoría, la etapa debería ser Lourenzá-Abadín. Pero sólo en teoría. Siguiendo las indicaciones del estudiante de medicina, que ha hecho los deberes y se ha leído la guía (no como nosotros), decidimos hacer 500 metros menos y quedarnos en Gondán, que tiene un albergue mejor y más grande. A nosotros eso nos sonaba a Gondor, que además venía muy bien porque elegimos Camino Moria como banda sonora del viaje.
Empezamos la mañana descubriendo que en los bares de esa zona no conocen el concepto "tostada con tomate". El dueño del bar nos mira raro y nos pone una tostada y un tomate. Después de tan curioso desayuno, nos ponemos en marcha los cuatro que comenzamos en Ribadeo más el estudiante de medicina, que nos ha seguido desde el albergue.
De nuevo, más montaña. Pasamos por Mondoñedo, donde paramos un rato para ver la catedral, comprar algo de fruta y aguantar la charla de un señor extraño: Manoliño, de profesión brujo. Este personaje llevaba túnica (por algo es brujo ¿no?), un báculo con una paloma disecada en la parte superior y un reloj Omega de oro. Llegamos a la conclusión de que era el rico del pueblo, que vivía de las rentas y gastaba de aquella manera el tiempo que el resto de los mortales usan para trabajar. Con esta teoría, salimos de Mondoñedo y subimos más montaña.
¿Recordáis la frase con la que termina el post anterior? Cuando ya estábamos a poco de Gondán (Gondor para los lectores frikis), se levantó el resto de la suela. En mitad del monte, me puse las sandalias de goma al modo turista guiri (con calcetines) y continuamos hasta el pueblo. Como las leyes de Murphy nunca fallan, fui incapaz de encontrar pegamento para repararlas. Por una parte, porque era domingo; por otra parte, porque ni en el albergue ni en el bar del pueblo tenían.
Lo mejor del pueblo, aparte de que el albergue estaba muy nuevo muy guay y muy limpio, fue que tenía río. Nos metimos un ratillo en agua helada, aunque sólo macho alfa, macho beta y yo nos sumergimos del todo. Después de todo el día andando, se agradece el fresquillo.
Del pueblo hay poco que decir, la verdad. El albergue, además de estar nuevo (se inauguró en 2007), tenía los escalones demasiado altos para una persona que se ha tirado varias horas seguidas andando, por lo que nos costó un triunfo subir hasta el dormitorio. Allí perdí el primer objeto que se quedó por el camino: la manopla de ducha.
Empezamos la mañana descubriendo que en los bares de esa zona no conocen el concepto "tostada con tomate". El dueño del bar nos mira raro y nos pone una tostada y un tomate. Después de tan curioso desayuno, nos ponemos en marcha los cuatro que comenzamos en Ribadeo más el estudiante de medicina, que nos ha seguido desde el albergue.
De nuevo, más montaña. Pasamos por Mondoñedo, donde paramos un rato para ver la catedral, comprar algo de fruta y aguantar la charla de un señor extraño: Manoliño, de profesión brujo. Este personaje llevaba túnica (por algo es brujo ¿no?), un báculo con una paloma disecada en la parte superior y un reloj Omega de oro. Llegamos a la conclusión de que era el rico del pueblo, que vivía de las rentas y gastaba de aquella manera el tiempo que el resto de los mortales usan para trabajar. Con esta teoría, salimos de Mondoñedo y subimos más montaña.
¿Recordáis la frase con la que termina el post anterior? Cuando ya estábamos a poco de Gondán (Gondor para los lectores frikis), se levantó el resto de la suela. En mitad del monte, me puse las sandalias de goma al modo turista guiri (con calcetines) y continuamos hasta el pueblo. Como las leyes de Murphy nunca fallan, fui incapaz de encontrar pegamento para repararlas. Por una parte, porque era domingo; por otra parte, porque ni en el albergue ni en el bar del pueblo tenían.
Lo mejor del pueblo, aparte de que el albergue estaba muy nuevo muy guay y muy limpio, fue que tenía río. Nos metimos un ratillo en agua helada, aunque sólo macho alfa, macho beta y yo nos sumergimos del todo. Después de todo el día andando, se agradece el fresquillo.
Del pueblo hay poco que decir, la verdad. El albergue, además de estar nuevo (se inauguró en 2007), tenía los escalones demasiado altos para una persona que se ha tirado varias horas seguidas andando, por lo que nos costó un triunfo subir hasta el dormitorio. Allí perdí el primer objeto que se quedó por el camino: la manopla de ducha.
lunes, 3 de agosto de 2009
Camino del Norte: día 1
Después de 8 horas de autobús, llegamos a Ribadeo. El grupo está compuesto por macho alfa, macho beta, Anita (que prometió comentar si la mencionaba) y yo. Macho alfa, Anita y yo practicamos deporte normalmente, así que tenemos resistencia. Eso significa que macho beta las va a pasar putas durante el camino.
Son las 08:30 de la mañana y tenemos que encontrar el camino y desayunar. Estamos a unos 192 km de Santiago de Compostela y a no sabemos cuántos (porque nuestra guía no lo detalla) de Lourenzá, el final de esta etapa.
Empezamos bien: nos perdemos por el pueblo. Después de preguntar a la policía, llegamos al albergue de peregrinos, justo en la otra punta del pueblo. Suponemos que allí nos podrá indicar alguien... pero eso sería si hubiera alguien. Nos cambiamos de ropa y empezamos a andar, otra vez atravesando todo el pueblo, porque da la casualidad de que el camino pasa cerca de la estación de autobús. Con la tontería, ya son las 11:00.
La etapa es muy divertida: sube montaña, baja montaña y vuelve a subir. ¿A quién se le ocurriría escoger el Camino del Norte? Por si fuera poco, los puntos kilométricos no ayudan a saber cuánto falta. Yo creo que los pusieron según cayeron porque, aparte de no seguir una pauta (por ejemplo, cada kilométro o cada 500 metros) a veces incluso aumentaba la distancia hasta Santiago. En vez de 192 yo creo que hicimos 195 km pero no nos vamos a poner tiquismiquis.
No tuvimos ningún incidente y llegamos bien al albergue, donde encontramos plazas de sobra. Apenas encontramos peregrinos, aunque sí que podríamos mencionar a dos personajes: el gallego del perro y el alemán de Stuttgart.
Antes de terminar, os dejo con una frase que será muy útil para el siguiente capítulo: "Se te ha levantado la puntera de la zapatilla".
Son las 08:30 de la mañana y tenemos que encontrar el camino y desayunar. Estamos a unos 192 km de Santiago de Compostela y a no sabemos cuántos (porque nuestra guía no lo detalla) de Lourenzá, el final de esta etapa.
Empezamos bien: nos perdemos por el pueblo. Después de preguntar a la policía, llegamos al albergue de peregrinos, justo en la otra punta del pueblo. Suponemos que allí nos podrá indicar alguien... pero eso sería si hubiera alguien. Nos cambiamos de ropa y empezamos a andar, otra vez atravesando todo el pueblo, porque da la casualidad de que el camino pasa cerca de la estación de autobús. Con la tontería, ya son las 11:00.
La etapa es muy divertida: sube montaña, baja montaña y vuelve a subir. ¿A quién se le ocurriría escoger el Camino del Norte? Por si fuera poco, los puntos kilométricos no ayudan a saber cuánto falta. Yo creo que los pusieron según cayeron porque, aparte de no seguir una pauta (por ejemplo, cada kilométro o cada 500 metros) a veces incluso aumentaba la distancia hasta Santiago. En vez de 192 yo creo que hicimos 195 km pero no nos vamos a poner tiquismiquis.
No tuvimos ningún incidente y llegamos bien al albergue, donde encontramos plazas de sobra. Apenas encontramos peregrinos, aunque sí que podríamos mencionar a dos personajes: el gallego del perro y el alemán de Stuttgart.
- El gallego del perro: en una de las primeras montañas que subimos, nos encontramos con un señor que había salido a pasear al perro. Ana y yo casi le tiramos colina abajo cuando se atrevió a decir que no aguantaríamos el camino tan bien como los chicos. Quedaría demostrado que se equivocaba.
- El alemán de Stuttgart: íbamos tan tranquilos sin encontrarnos con casi nadie hasta que, de pronto, aparece un señor de unos 55-60 años. Según nos contó, llevaba 66 días andando y había salido desde Stuttgart. Ahí es ná. Y que nadie piense que el buen hombre iba despacio, porque en cuanto terminó la conversación lo perdimos. Calculamos que llegaría a Santiago en nuestra tercera etapa.
Antes de terminar, os dejo con una frase que será muy útil para el siguiente capítulo: "Se te ha levantado la puntera de la zapatilla".
domingo, 2 de agosto de 2009
Camino de Santiago: superado
No séais tontos, la mejor manera de ponerse en forma para el veranito no es ir durante meses al gimnasio. Tengo algo más efectivo: hacer el Camino del Norte. Con siete etapas es más que suficiente, os lo aseguro.
Ahora mismo estoy reventada, gracias a un viaje de 7 horas en tren. Me limitaré a redactar una lista con el balance del Camino.
Cosas que se han quedado por allá:
- Las deportivas más cómodas que he tenido en mi vida
- Ropa que descubrí que realmente no necesitaba (había que soltar lastre)
- El dinero que he tenido que gastar en mis pies (detallado en próximos post)
- Una manopla de ducha
Cosas que he traído:
- Olor a vaca
- Dos o tres kilos más, todos ellos de músculo y todos ellos de cintura para abajo
- Una compostela rara (eso me pasa por decir la verdad)
- Sobrecarga muscular en el tobillo derecho
- Deportivas nuevas
Y dicho esto me voy a dormir. Si algún ingeniero alto, guapo, soltero, culto, con trabajo estable y coche propio quiere darme un masaje en la espalda, se agradece.
Ahora mismo estoy reventada, gracias a un viaje de 7 horas en tren. Me limitaré a redactar una lista con el balance del Camino.
Cosas que se han quedado por allá:
- Las deportivas más cómodas que he tenido en mi vida
- Ropa que descubrí que realmente no necesitaba (había que soltar lastre)
- El dinero que he tenido que gastar en mis pies (detallado en próximos post)
- Una manopla de ducha
Cosas que he traído:
- Olor a vaca
- Dos o tres kilos más, todos ellos de músculo y todos ellos de cintura para abajo
- Una compostela rara (eso me pasa por decir la verdad)
- Sobrecarga muscular en el tobillo derecho
- Deportivas nuevas
Y dicho esto me voy a dormir. Si algún ingeniero alto, guapo, soltero, culto, con trabajo estable y coche propio quiere darme un masaje en la espalda, se agradece.
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