Ya lo decían Celtas Cortos (o Engendro, dependiendo del gusto musical de cada uno). Éstas cosas ocurren así, sin avisar. Un día, vas tan tranquilo por la calle y la realidad te pega una hostia en la cara. Y no te queda más remedio que aceptarlo.
Las señales están ahí: un niño te llama "señor/a" por la calle, Hacienda amenaza con embargar todos tus bienes si no les envías la declaración de la renta ya mismo (como no se lleven el iPod y el portátil...), una amiga te invita a su boda, otro preña a la novia, otra se va a vivir con el novio, otra te pide opinión sobre muebles de Ikea y pintura para paredes...
Pero esto sólo son cosas que ocurren a tu alrededor y con las que crees que no tienes nada que ver. Los niños son muy cabrones, Hacienda es... Hacienda y lo que hagan tus amigos no tiene por qué afectarte a ti. ¡Y unas narices! Tú sigue negando lo evidente, verás la que te espera...
Empecé a darme cuenta de que me estoy haciendo mayor el sábado pasado, cuando vi cómo superaba la media de edad del local en el que estábamos. Vale, no es un dato concluyente porque, normalmente, suelo estar dentro de la media de edad. Aquel sería el finde de "lleva a un pipiolo de copas", porque los únicos nacidos antes de 1988 eran los porteros, los relaciones públicas, mis amigas y los camareros. Y yo, por supuesto.
La hostia de la que hablaba al principio me la he llevado esta mañana, en el Ikea. No, no estoy redecorando mi vida para cambiar mi mal Feng Shui por uno mejor, sólo iba a comprar un regalo para una amiga (casada, por cierto) a la que voy a visitar la semana que viene. No diré qué le he comprado porque sigue este blog (y su madre también, que me he enterado) pero he tenido un momento de preocupación muy grave cuando me ha dado por pensar que mi regalo no hacía juego con su cocina. Cada uno que piense lo que quiera pero eso son cosas de madre.
Quién sabe, lo mismo es un desequilibrio hormonal y la semana que viene ya se me ha pasado.
Pues espera, que todavía no te han retirado el carnet joven.
ResponderEliminarPero el abono transporte me lo quitaron hace mucho tiempo :'(
ResponderEliminarTenías que haber puesto: ¡atención, spoilers para Patri (y para su madre)! Así no tendría que decirte ahora que mi cocina es naranja fosforita y con un mantel de vacas, así que ¡nada puede desentonar!
ResponderEliminarY yo no me siento tan mayor... aunque eso del matrimonio afecta. Ya verás cuando empieces a ver nacer bebés de tus amigos, ahí sí que te dará algo.
Ya vi fotos de tu cocina naranja, por eso me preocupaba el color del regalo (luego verás que en el fondo da igual). Y no hay spoilers, que me he contenido y no he dicho qué te voy a llevar.
ResponderEliminarTú tranquila, que ya tengo experiencia en ir a ver hijos de amigos al hospital, aunque sólo fuera uno. ¿No has oído hablar nunca del bebé feo? Es una historia que cuento mucho.
Aaaaay! Hacerse mayor, sentir que todo cambia menos tú. Creo que en realidad nos pasa a todos.
ResponderEliminarPor cierto, la canción de Engendro no la he oído, pero la de Los Celtas, de las que más me gustan, y no soy de esas que categorizan las cosas con adejtivos como 'la/o mejor', 'la/o peor, o 'mi preferido/a'.
La de Engendro es una versión de la de Celtas. Si te gusta tanto, mejor no escuches la de Engendro, podría dolerte.
ResponderEliminarOsea que pensar en que no haría juego tu regalo con su cocina es lo que te ha hecho meditar sobre que te haces mayor???
ResponderEliminarJoder a mi me ha dolido lo del 88, que yo a esos les saco 5 años :P
Por cierto a ver si quedamos.
Pues sí, aquel día la media de edad era más baja de lo habitual. Hasta septiembre estoy hasta el cuello, a ver cuándo hablo con estos y quedamos un día (pero nada de partidas de Munchkin de 8 horas, por favor).
ResponderEliminaray lau lau, a mis años llegarás... xDXD
ResponderEliminarSegún mis cálculos, llegaré en 2014.
ResponderEliminarEso, tu da pistas...
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