lunes, 21 de febrero de 2011

Siniestro total

Lo que son las casualidades. Un tipo se piña con el coche en Barcelona, lo deja siniestro y, unas semanas después Patri recibe una llamada telefónica un sábado a las once de la noche para pedir consejo sobre vinos manchegos. Y ahora yo estoy escribiendo esto después de haber desguazado un coche con mis propias manos en un pueblo de Cuenca. En teoría yo no tendría que haber estado allí pero el destino es caprichoso y así lo quiso.

El viernes por la tarde, mientras me preparaba para ir a la piscina, Gamab me dijo que preparara la mochila porque en menos de una hora tenía que irme con él y con un amiguete suyo todo el fin de semana a un pueblo de Cuenca (del que se dice que es el lugar de origen del gañán de La Hora Chanante). En ese momento, cancelé todos mis planes, busqué la ropa más asquerosa que tenía en el armario (lo cuál no fue complicado) porque había previsión de mancharse mucho y les conté la historia a mis padres, que como estaban constipados no se quejaron mucho pero debieron de flipar un poquillo. La historia es que este amiguete había comprado un coche siniestrado, del mismo modelo que el suyo, y quería sacar las piezas, algunas para su propio coche y otras para venderlas.

Cogí mis trastos, eché las pastillas de la alergia y dos paquetes de kleenex al macuto y bajé al cajero, que no hay que salir de viaje sin efectivo. Cuando iba camino al punto donde me recogerían, me encontré con un antiguo compañero del colegio, que no influyó en el desarrollo del fin de semana pero lo que nos ocurrió ya hacía presagiar que los dos días que tenía por delante iban a ser, cuanto menos, peculiares. Pasó un cani típico de Fuenla corriendo como si le fuera la vida en ello y , unos metros por detras, otro chico, claramente con ganas de matar al cani que, supusimos, acababa de robarle. Miramos al parque que teníamos enfrente para ver cómo se desarrollaba la persecución y entonces vimos otras dos persecuciones más.

Sin poder quitarme la imagen del "Día internacional de las persecuciones" de la cabeza, continúe mi camino y esperé a que vinieran a recogerme. Si hay algo que he aprendido siendo yo durante tanto tiempo es que ningún hecho absurdo permanece aislado, siempre es el principio de una sucesión de acontecimientos. Esto quiere decir que, si ya empezaba así el fin de semana, después podía ocurrir cualquier cosa. Por suerte, el viaje transcurrió sin incidentes pero al llegar a la casa no había forma humana de dar la luz. Varios minutos, la batería de un móvil y un buen porcentaje de la carga de un Zippo después, conseguimos dar la luz. Como tengo ese pequeño problemilla de fobias, no se les ocurrió nada mejor que decirme "tú vete a la calle, que hay Luna llena", frase que a mí me sonó un poco como "sal al patio, a ver si aparece algún lobo". Seguro que no quisieron decirme eso pero es que yo a veces tengo una imaginación muy poderosa.

Antes de dormir vimos una peli muy mala pero muy entretenida, consecuencia de no haber sido capaces de conectar una videoconsola a una tele. Qué le vamos a hacer, sólo había eso o una peli de La 2 en la que salía un señor con boina durmiendo en un sillón orejero. Lo mejor de la peli fue la tanda de chistes malos del final, incluyendo "¿Qué es un granjero con una oveja debajo del brazo? Un playboy" (es posible que estuviéramos sugestionados por las historias que el comprador del coche siniestrado nos contó sobre los habitantes del pueblo). Luego nos fuimos a dormir, que al día siguiente había que currar.

Fuimos muy productivos, la verdad, y por la noche, como recompensa, nos fuimos a cenar al pueblo principal de la zona, cuyo número de habitantes, según Wikipedia, es "parámetro erróneo". Vamos, que hay más bien poquitos datos. Eso sí, el pueblo tiene Mercadona y puticlub. Tras el desastre de la comida en el bar del pueblo (ya no pienso que es imposible quedarse con hambre en un bar de pueblo), nos dimos un homenaje pero necesitábamos una cosa: vino. La carta del restaurante tenía más páginas de vinos que de comida, así que, ante tal avalancha de datos, decidí tirar de contactos y pedir consejo a Patri (que más tarde me confesaría que se asustó un poco al ver una llamada mía a esas horas pero es que ella es así de tierna).

No sé en qué orden fuimos sacando piezas, sólo que nos distribuimos por todo el coche y empezamos a aflojar tornillos y soltar grapas hasta que iban saliendo piezas. Tampoco creo que os interese mucho saberlo, sólo que el resultado final, después de día y medio de trabajo, fue algo así:

No está mal ¿verdad? Sobre todo si tenemos en cuenta que el coche entero había sido algo así. Dejamos el asiento del conductor y el diferencial, que el padre del dueño del coche decía que quería tener algo con que entretenerse esta semana, cuando fuera al pueblo a pasar unos días. También dejamos los discos de freno pero eso lo hicimos porque fuimos incapaces de sacarlos.

Mi jefa dice que debería poner mis recientemente descubiertas habilidades de desguazadora de coches en algún lugar de mi curriculum. Aún estoy dudando si ponerlo junto con la retahíla de programas informáticos y cursos del INEM o en la sección "otros datos", debajo del tipo de carnet de conducir.


Epílogo: la fiesta de la espuma

Cuando estábamos recogiendo para marcharnos, el dueño del coche y organizador del fin de semana desguazando puso el lavaplatos. Antes de irnos, fuimos a la cocina a comprobar que había terminado y que todo estaba en orden antes de cortar la luz y el agua y vimos una masa de espuma que emanaba del lavaplatos y se extendía por el suelo. En aquel momento, tuve una revelación:

Laura - Xxxxxx, ¿qué le has echado al lavaplatos?
Dueño del coche - Fairy

Dicho esto, miré a la encimera y, efectivamente, vi un botecillo transparente con Fairy Limón de fregar a mano. Lo único que pensé fue que por lo menos no se nos había ocurrido poner una lavadora.

5 comentarios:

  1. Lo de la espuma me recuerda a cuando de pequeña me metí una aspirina efervescente en la boca y a continuación un poco de agua...

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  2. Mira que hace un par de años me advertiste que avisara a mis compañeras de piso para que no echaran Fairy en el lavavajillas. ¿No será que has hecho tú eso en casa alguna vez y estás previniendo a los demás?

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  3. @Ruth: sí, parece ser que "con agua" no eran instrucciones suficientes XD

    @Hell's Tea: no he llegado a hacerlo pero conozco las consecuencias porque tengo una vecina que montó la fiesta de la espuma en su cocina poniendo una lavadora con Fairy (imagínate lo que puede ser eso centrifugando a toda caña).

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  4. Al menos no metió el bote de fairi entero dentro con los platos...

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  5. Una manera barata, e ingeniosa, de montar una fiesta original en casa, no hay que llamar a los bomberos ni a una empresa 'organizafiestas' :-P

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