lunes, 3 de octubre de 2011

Dos semanas después

Seguro que estabais todos ansiosos por conocer mi nueva aventura laboral. Y seguro que en este tiempo de ausencia os ha dado por pensar que no escribo porque no he tenido nada de tiempo y porque el trabajo nuevo me tiene todo el día escribiendo cosas superinteresantes... nada más lejos de la realidad. Para que os hagáis una idea, el viernes nos pusieron los teléfonos fijos (y estamos a la espera de que nos traigan los móviles), no tenemos correo electrónico, el gestor de contenidos tiene más trampas que una película de chinos y hasta la semana que viene (como mínimo) no saldremos al mundo.

Eso sí, he aprendido a tomarme la vida con más calma. No me agobio por las averías en Atocha (que están pasando peligrosamente de ocasionales a habituales), me da tiempo a ir al gimnasio por las tardes, como sin prisas, salgo a tomar café/té/colacao después de la charla de sobremesa con los compañeros... Tampoco me voy a quejar demasiado de estar libre de tareas, que ya habrá tiempo para estresarse. Además, estoy informadísima (me da tiempo a leer cuatro periódicos digitales y el periódico en papel que traigan a la redacción) y tengo todas mis redes sociales actualizadas.

Por si fuera poco, mi madre me ha regalado una plantita, para irla cuidando, que así me entretengo. Bueno, en realidad me la regaló porque estaban de oferta y costaban un euro (y otro euro el macetero, que no da buena imagen tener la mesa llena de abono para plantas). Para llenar algunos minutos de esta larga semana, la he buscado en Internet y he encontrado dos cosas interesantes: los únicos cuidados que requiere son regarla dos veces a la semana en verano y dos veces al mes en invierno (¿y en otoño?) y es una palmera de salón, que puede alcanzar dos metros de alto. Por el momento no pasa de 30 centímetros, veremos cómo evoluciona. Eso sí, es una planta dura, porque ha sobrevivido al trayecto en metrosur, cercanías, metro y autobús. Con avería en Atocha incluida, por supuesto.

Con la plantita aumenta la sensación de que aquí trabaja gente, aunque sea mentira. Porque no tenemos trabajo, tenemos un puesto, que no es lo mismo. El más joven de mis compañeros (dos años menor que yo) tiene la teoría de que nos han contratado como atrezzo, por eso no les importa pagarnos aunque no podamos publicar. Al principio esta teoría me ahcía gracia, pero está empezando a tomar consistencia. Claro, habrá que dar buena imagen a los del banco, a las visitas, a la gente que viene a hacer entrevistas y a los que vienen a instalar cosas, que aquí trabaja gente conocida y no queda bien decir que les has visto rascándose la barriga a dos manos en una oficina vacía (y sin plantas).

Sea como sea, esperemos que esto arranque pronto, porque aunque me esté tomando la vida con calma pierdo casi un día entero a la semana en el transporte público (me ha dado tiempo a calcularlo) y tampoco han sido muy espléndidos con los contratos (también me ha dado tiempo a buscar el convenio de periodismo en Internet y mirar a qué corresponde la categoría profesional nos han puesto).

2 comentarios:

  1. Y sigues sin decir nada de qué es y qué hace aissss A ver si salís ya y nos das detalles y puedo leerte/verte poe ahí.
    (¿te parece otoño y primavera 5 veces al mes, haciendo media, o 1,25 veces en semana, aproximadamente? dah...)

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  2. Eh, no te quejes. Muchos jefes son attrezo mucho más caro y hacen menos que lo que has hecho tu estos días.

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