miércoles, 12 de agosto de 2009

Camino del Norte: día 7

Los del albergue de Arzúa están tarados. ¿Para qué madrugan tanto? Nuestro despertador estaba puesto a las 6:00 y, antes de que sonara, ya oímos a la gente levantarse. Y no, no era un error humano programando el despertador, es que aún no eran las 6:00. Según macho alfa y macho omega, en su habitación empezaron a levantarse a las 4:00. Pues que les sea leve, porque hay muchísima niebla y no van a ver las flechas amarillas. Pasamos de la gente y salimos de allí a las 6:50, los últimos del albergue.

La etapa de hoy amenaza con ser 'Miraz 2: el retorno'. Tenemos la misma cantidad de kilómetros y todo el mundo dice que la subida al Monte do Gozo/Monte del Destino es dura, menos las fuentes de macho alfa, que lo califican como "un repechillo". Metemos el turbo y vamos adelantando peregrinos del Camino Francés, precisamente los que dicen que la etapa es dura. Pues si eso es duro que no se metan por el Camino del Norte, porque el Monte do Gozo a mí no me pareció tan grave como me contaron. Lo que sí es cierto es que llegué harta de todo (cosa normal después de 7 horas) y tiré la mochila con todas mis ganas nada más llegar.

Antes de subir, nos cruzamos con uno de los chicos asturianos que doblaron etapa en Sobrado, que venía en sentido contrario al camino. ¿Éste no estaba en Santiago? ¿Qué hace andando a contracorriente? Resulta que había hecho una promesa y volvía a su pueblo a pie, esta vez por el Camino Primitivo. "Mi hermano ha cogido un autobús". Normal, yo también lo haría.

El nuevo albergue era inmenso. Tenía 30 módulos con 22 habitaciones cada uno. Las demás no sé de cuántas personas serían pero en nuestra habitación había ocho camas (nosotros cuatro, dos inglesitos asociales que olían a pies y dos camas vacías). Echad cuentas, porque eso es mucha gente. Y, entre toda esa gente, había dos grupos de scouts, concretamente italianos y de Cádiz. Para colmo, los alojaron en nuestro pabellón. Estos nos van a dar la noche, verás tú...

También nos reencontramos con dos chicos vascos a los que habíamos visto por primera vez en Miraz. Van sobrados, porque hicieron la etapa en dos horas menos que nosotros. Según nos dijo uno de ellos, salieron el día 30 de su pueblo, al lado de San Sebastián, y cruzaron dos montañas para coger el Camino del Norte. Y lo cuenta tan tranquilo como el que baja a comprar el pan. Ya de paso, descubrimos por qué uno de ellos estaba liado con una alemana y el otro no, a pesar de que la alemana hacía el camino con una amiga. Teníamos varias posibilidades: a) la alemana pasa de él, b) la alemana tiene novio o c) él no habla inglés. Pues no, nos equivocábamos completamente: el chaval tiene novia (y, por lo que nos contó, la echaba muchísimo de menos). Bueno, lo de que no hablaba inglés no deja de ser mentira.

La noche en el Monte del Destino fue muy entretenida. Después de la cena, nos juntamos con un grupo de estudiantes gallegos y dos sevillanas que hacían el camino de Santiago perfectamente peinadas y maquilladas. Ana y yo creemos que las chicas se arrimaron a nosotros por macho alfa, cosa que él siempre negará. Por allí pululaban los scouts italianos, con una jarra de cubalibre, y los de Cádiz, cantando a grito pelado. A pesar de todo, conseguimos dormir, para nuestra desgracia, porque aprovecharon para echarnos espuma de afeitar por la ventana del dormitorio.

Para mí ésta fue la última etapa del Camino del Norte. Ya sólo teníamos que bajar el Monte do Gozo para llegar a Santiago de Compostela. No es más que un mero trámite, lo difícil ya está hecho.

3 comentarios:

  1. Yo acabo agotada cada vez que leo una etapa. Es como si hubiera hecho yo el camino.

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  2. Pues menos mal que me estoy dejando un montón de cosas por no hacer los post interminables. Oye, mira a ver si también estás echando gemelo o has perdido algo de peso.

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  3. si bastara solo con eso se adelgazaría viendo los publireportajes de la tienda en casa oiga...

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