martes, 25 de mayo de 2010

Día 7 (29-04-2010)

Liquidamos Tejas en una mañana. No es difícil, porque la Ruta 66 sólo pasa por seis pueblos de este estado. Pasamos por el Cadillac Ranch y, previamente, por su parodia con VW Beetle. Los VW son mucho más "salaos" que los Cadillac, dónde va a parar. Eso sí, con los Cadillac nos pudimos entretener poquito tiempo, porque seguía haciendo mucho viento y era muy molesto.

También por la mañana, hicimos una parada en un lugar maravilloso llamado Big Texas Ranch y conocido por sus chuletones de 72 onzas (2kg). La gracia del chuletón es que si te comes un cóctel de gambas, los 2kg de carne con su correspondiente acompañamiento de patatas asadas y una ensalada en menos de una hora, no tienes que pagar nada. El record anda por los 8 minutos y 24 segundos, os animo a intentarlo cuando paséis por el acogedor pueblo de Amarillo, en Tejas.

Paramos a comer en el Midpoint (lo que viene siendo la mitad de la ruta). Teníamos dos opciones: un restaurante que tenía pinta de llevar allí un montón de años y donde había un montón de pick-ups aparcadas y el café del Midpoint, que tenía una decoración muy chula de los años 50-60. Paramos en el café del Midpoint y nos arrepentimos de no haber ido al otro, porque fue una clavada y las cantidades no eran americanas.

Tras la pausa, entramos en Nuevo México, estado aburrido y cansino donde los haya. Bueno sí: mucho viento, calor y una bajada brutal de temperaturas por la tarde (de 29ºC a 5ºC). También nos encontramos con un cambio de hora (-1 respecto a Chicago y Tejas).

Hicimos noche en Albuquerque, donde aprendimos muchas cosas útiles sobre la ley de venta de bebidas alcohólicas en Estados Unidos. Básicamente, que tienes que ir con el carnet de identidad por delante y que, según te den la botella cerrada, debes mantenerla así y meterla en el maletero hasta llegar a tu casa. Bueno, si vas con un menor de edad en el coche, ni eso, porque como te paren ya la hemos liado.

Todo esto lo aprendimos después de ir al supermercado a reponer nuestras reservas de zumos y galletas. Durante la compra, a alguien se le ocurrió que podríamos comprar Jack Daniels para hacer un brindis y el cajero, que hablaba español (pero español neutro, como el de Los Picapiedra), nos dijo que al lado había una tienda de licores, donde él también trabajaba. Salimos, echamos un vistazo en busca de la licorería y, como no la vimos, nos subimos en el coche por si estaba lejos. Nada más salir del parking nos dimos cuenta de que, efectivamente, estaba al lado del supermercado. Dimos la vuelta, volvimos al parking y olvidamos este momento tan absurdo.

A la hora de la cena, los chicos se empeñaron en ir a Hooters. A mí me daba un poco de miedito porque, por lo poco que sabía de ese sitio, era muy posible que estuviera lleno de garrulos hartos de cerveza. Luego ya vi que la inmensa mayoría de las camareras eran orcos, que la poca gente que había estaba muy tranquilita y que podías ponerte ciego de alitas por un precio más que razonable.

Pedimos la bandeja de 50 alitas y, a la hora de elegir la salsa, la camarera nos la lió de mala manera. Entre las tres salsas clásicas, no sabíamos si elegir la flojita o la de sabor picante de intensidad media. La camarera nos dijo que eran muy flojas, que podíamso pedir la "hot" sin ningún problema, que no era picante. Bueno el concepto "no picante" puede ser muy relativo, dependiendo de que nacionalidad seas porque el nivel de picante que hace llorar a un español es suficiente para que un mejicano vaya a quejarse al camarero diciéndole "¿pero qué mierda es esto?". Pues bien, la camarera debía de ser mejicana.

Volvimos al Motel y brindamos con chupitos de Jack Daniels antes de irnos a dormir. Estos se dejaron engañar por el Jack Daniels rebajado de los tarados, porque decían que el que ellos probaron estaba más suave. Yo creo que lo mezclaron con zumo de manzana, que es del mismo color, para que la botella de las visitas les durara más.

Ahora es cuando todos estais indignados porque Gamab puso en su Facebook que hoy tocaba la historia del buscabalas y no la he puesto en el post. Tranquilidad, que la estaba dejando para el final.

Resulta que en Nuevo México hay una gran cantidad de pueblos abandonados. Paramos en uno de ellos para hacer algunas fotillos y vimos una casa que, entre otras cosas, tenía agujeros de bala en las ventanas. Como una de las ilusiones de Gamab siempre ha sido tener una bala, aplicó la lógica deductiva y llegó a la conclusión de que, si hay agujeros de bala, hay balas y se bajó corriendo del coche para recoger una. Antes de que se bajara, le di la cámara, por si en el interior había algo interesante que fotografiar (aunque lo dudo mucho). Cogió la cámara, salió corriendo dando saltitos de alegría en busca de balas y, de pronto apareció de vuelta y se subió de un salto al coche con cara de susto.

Por lo que nos contó, vio una serpiente que se movía y la cola de un animal no identificado y escuchó un ruido que no era de serpiente pero tampoco de un animal reconocible. Lo peor de todo es que el muy rancio no hizo fotos del interior así que nunca sabremos qué encontró allí dentro. Y así concluye la leyenda del busca-balas, que será como llamaremos a Gamab en los post de la Ruta 66 a partir de ahora.

Foto del día: "Sí, todo es más grande en Tejas".

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